Gennys Pérez:
NUESTRA LABOR ES CONQUISTAR CORAZONES
Por: Inés Muñoz Aguirre
La dramaturgia venezolana cuenta con una
gran variedad de escritores teatrales que trabajan de forma constante sobre
temas de interés para el espectador venezolano aunque todavía tengan que
enfrentar la escases de productores interesados en temas que nos afectan de
forma directa como sociedad. Entre ellos se encuentra Gennys Pérez cuya obra “El Fantasma de Hiroshima” resultó
ganadora del concurso de dramaturgia Actors of the World, dedicado a la
promoción del teatro latinoamericano en el Reino Unido. Otros premios se suman al reconocimiento de
su trabajo: el Premio Nacional de Dramaturgia Innovadora en 2006 por la pieza
“Yo Soy Carlos Marx” y el Premio Monte Ávila Editores de Autores Inéditos en
2005 por la pieza “El Secreto de la Felicidad”. Dirige el Teatro
Gastronómico, una asociación cultural dedicada al desarrollo del teatro
venezolano y escribe para televisión.
Ahora se prepara a un nuevo estreno de lo que ha sido quizá su obra más
polémica
_
¿Por qué Marx?
_ Para nadie es un secreto que yo siempre
desde que he tenido conciencia de este proceso bolivariano, he manifestado
públicamente mis dudas y mis reflexiones.
Antes era más radical decía que esto era faramalla roja, ahora ha pasado
mucho tiempo y hay generaciones que han nacido en la revolución, reviso con
objetividad y me encuentro con cosas como que hay una cantidad de ancianos que
no estaban incluidos en el seguro social y ahora si lo están. Se han incluido
casi dos millones de personas. Después las misiones o las universidades. La
gente que quiere estudiar mal que bien le dan su diploma y eres bachiller,
medico, maestro. La gente ha tenido acceso a una educación, con muchos
defectos, con otros criterios pero la verdad es que ha habido como una
inclusión. Evaluar esto como autor es muy complicado y Marx es una pieza
complicada precisamente por eso. En el momento que yo la escribí tenía la certeza
y la convicción absoluta de que esto era un fracaso y una estafa porque se
estaba utilizando a los más pobres, a los excluidos para fines políticos y que
seguían iguales, en barrios espantosos. Yo escribí está obra en el 2004, la
estrené en el 2006, ganó un premio en el 2008 y la voy a presentar ahora en el
2012. Es una pieza que tiene su tiempo y no sé si ahora va a tener una vigencia
igual a la de aquel momento.
_
¿Ante esa inquietud la obra ha sufrido cambios?
_ No. He cortado monólogos que eran muy
largos, que no tocan la esencia de la pieza.
_
¿Ante tu disertación sobre la obra, cómo sintetizarías su temática?
_ La obra es un venezolano que se siente Karl
Marx y en todo su discurso el recuerda cuando supuestamente era el personaje. Fue
la forma de ubicar al personaje, porque tampoco es que todo el mundo sabe quien
es Marx, no es tan popular como la Pepsi cola. Esta obra se estrenó en Nueva
York por un grupo muy importante en lectura dramatizada y me dijeron que les
fue bien porque hicieron una adaptación, pero que allá nadie sabía quien era el
personaje. Les costó, a pesar de que la
obra tiene humor y que vemos allí la relación de él con su mujer. En París como
que lo conocen un poco más.
_¿Cual
es la relación directa con e proceso que hemos estado viviendo?
_ La obra trae una crítica muy fuerte a
esta experiencia. Es una obra muy cuestionadora
_
¿Tu posición sigue siendo la misma o ha variado en el tiempo?
_ Creo que lo que me pasa ahora es que ya estoy
en otra pieza, con la misma temática social, pero comprendiendo el fenómeno de
Chávez desde la otra mirada. Hay que verlo desde el punto de vista de la siquiatría,
del hombre. De ese hombre que tiene una familia desperdigada, muy poco
estructurada, como somos en su mayoría los venezolanos. A su vez es un líder,
un encantador. El que se ha convertido
en referencia y en un símbolo de nuestro país. El líder que se conoce en todo
el mundo.
ESCRIBIR
Y VIVIR
_¿Cuando
empieza la Gennys que no conocemos a escribir. Cual es el momento en que te
descubres inventado historias?
_ Yo siempre hice cartas en mi casa, las
tarjetas de Navidad, los obituarios, siempre mi familia me buscó porque decían
que yo escribía bonito. Me decían escríbele tal cosa a tu papá, escríbele una
cosa a tu hermano que está cumpliendo 15 años, a tu hermana que se casó, sobre
tu tía que se murió.
_¿Qué
edad tenías cuando empezó a pasar eso?
_Yo siempre escribí muchos diarios, de
hecho, todos los años escribía un diario. Y escribí diarios como desde los
nueve años, porque yo me enamoraba sola.
Supongan que el muchachito se llamaba Antonio, entonces yo ponía Gennys
y Tony. Claro, ese diario duraba lo que me gustaba el muchachito. Era el día a
día del colegio, era el no sé qué. Necesitaba escribir lo que me pasaba en el
día. Escribí mucho como hasta los 17 años.
_¿Por
qué dejas los diarios?
_ Como que empecé a vivir y entonces, ya
la vida era más interesante que el diario, porque él era como las fantasías,
las ilusiones; lo que yo quería ser y
después cuando entras en la universidad, empiezas a asumir responsabilidades, a
vivir sola; ya lo que te pasa es más importante que cualquier cosa que tengas
que describir. Ahora escribo si me pasó algo muy trascendental en la vida, para
tratar de descifrarlo o comprenderlo, si es algo muy hermoso para guardarlo
pero no como aquella crónica personal de entonces.
_¿Si
pudieras rescatar algo de esa época que sería?
_ Las cartas, si yo no me podía comunicar
con mi mamá yo le escribía para que ella
supiera lo que me pasaba. Las cartas de amor, si me peleaba con mi hermana
escribía porque me gustaba mucho comunicarme.
_
¿Después de esa primera experiencia, que es lo primero que escribes que te
marca una diferencia con el diario?
_ Lo primero que escribí fue “Los
inquilinos” que no tiene nada que ver conmigo y que está basado en los cuentos
de Julio Garmendia. Esa fue una
solicitud de Pilar Romero que en ese momento era la directora de los teatros
juveniles de Venezuela. Yo ya había hecho varios experimentos como directora en
la universidad, hacía adaptaciones de Shakespeare, de Moliere, de Calderón de
La Barca y las modernizaba, con esa osadía del estudiante y luego las montaba.
Allí había empezado mi afán de escritura porque me había vuelto como una
versionista y siempre que alguien quería montar algo me pedían que les adaptara
el texto y yo los ayudaba. Entonces Pilar me contrata, me mandó a Barquisimeto
por seis meses y duré un año. El director era Gregorio Milano, con un elenco ya
listo. Esa era mi primera obra, novata, con muy pocas herramientas de escritura
y era un proceso de investigación. Vivíamos en la casa de Julio Garmendia donde
todavía se dice que salen fantasmas y que pasan cosas porque el vivió allí una
vida muy intensa y muy apasionada. Nos fuimos también a la parte del Tocuyo que
es donde está su familia. Tomamos fotografías, hicimos videos, leímos los
cuentos, versionamos. Era una dramaturgia totalmente hecha con el actor,
probábamos textos. Ese fue el primer texto que escribí completo, escribí mucho,
hice como 80 páginas y quedaron como 50. Fue un espectáculo bastante largo.
Hicimos un trabajo muy experimental.
_
¿Llegas a ese proceso totalmente convencida o la vida te ubicó allí por las
circunstancias?
_ Yo en realidad en lo que me había
enfocado antes de esa experiencia, es en que yo quería ser actriz de teatro y
hacer grandes personajes como Ofelia, Medea; Clintennestra, soñaba con eso. Y
no estaba enfocada para nada en la escritura.
_¿Y
cómo es qué Pilar ve en ti a la dramaturgo que eres ahora, como se anticipa?
_ Yo le escribía los discursos a Pilar en
el TNJ cuando le tocaba hablar en algún acto. A ella le encantaban; en esa
época escribía ensayos, pequeñas biografías, reflexiones sobre el teatro, artículos.
Publicaba en el Theatron de la Universidad en un pequeño periódico que nos
inventamos en esa época. A su vez
siempre me ha gustado hacer reflexiones críticas sobre la situación del teatro
en Venezuela, cuando pasa algo, cuando quitan subsidios, cuando fallece un
maestro. Siempre mostraba en carteleras, en internet, etc. lo que hacía.
_
¿ En toda esa experiencia, cual es la diferencia de la dramaturgia?
_
Creo que la dramaturgia es un género exigente, de mucha fuerza, de personajes.
A mi me gustan los personajes. En el cuento la fuerza es el lenguaje, la
estructura y a veces los personajes están medio dibujados. En la novela es más
o menos igual y todo va en la capacidad del escritor en función del lenguaje.
En el teatro no, el teatro es el personaje, lo que dice, lo que siente, lo que
le acontece. No existe Hamlet sin Hamlet; no existe Macbeth sin Lady Macbeth.
No existe el Rey Lear sin Lear. El poder está centrado en lo humano, no en la
descripción del personaje, no en el lenguaje, no en la estructura. Me gusta esa
fuerza que tiene el teatro de capturar a un ser, de hacer su fotografía, de
convertirlo en un ser de ficción, pero en una situación que lo concentra en lo
que es.
LOS
PROCESOS Y LA INVESTIGACIÓN
_
El teatro que se acerca a los personajes reales amerita un importante trabajo
de investigación…
_Si, a mi me gusta. Mi dramaturgia de
verdad no tiene que ver en nada con lo que me pasa a mi, mi vida es como la de
cualquier otro ser humano normal y corriente. No hago teatro por catarsis, no
hago teatro por terapia. No escribo teatro por nada de eso. Me gusta ese teatro
de investigación sobre personajes que nos metan en un conflicto moral y ético,
devaluación de la sociedad, de justicia, de como y por qué estamos haciendo las
cosas. Ese es el teatro que me llama la atención. Un teatro de fuerza social,
política, económica, que nos haga preguntarnos cosas.
_
Somos una sociedad con mucho tema que abordar…
_ A nosotros nos pasan cosas demasiado
terribles y nadie nos da respuestas de eso. Aquí asesinaron a un fiscal, lo
explotaron en su camioneta y nadie todavía nos ha dado una explicación de eso.
Nadie nos ha dicho quien lo mató y por qué lo mataron. Al ser un fiscal de la
República era un símbolo de la justicia. Entonces eso es un hecho histórico, coyuntural.
Esas son las obras para mí. Es decir que la vida te presenta las obras con
grandes interrogantes, aunque lo más seguro es que el dramaturgo tampoco tenga
la respuesta, pero al menos se plantea el problema. Esos son los temas que hay
que tratar porque este país necesita preguntarse y responderse cosas.
Necesitamos exigir respuestas ante lo que nos está pasando como sociedad. No
nos podemos quedar conque todo nos acontezca, conque todo nos revuelva nuestra
vida como ciudadanos y que nadie nos de una explicación, nadie nos ofrezca una
disculpa pública, que nadie diga nada
_¿Que
resultó de todas esas interrogantes?
_
Escribí una obra que se llama El Fiscal, porque yo quedé impactada con
eso, quedé haciéndome muchas preguntas y no conseguí nada en la prensa. No
encontré respuestas en la hemerografía que investigué. Ni siquiera encontré respuestas
en los familiares. Entonces, yo me pregunto, ¿Quién va a dar respuesta de eso?
Porque eso es algo que a todos nos abruma. Es cómo quién nos ha dado respuestas
a nosotros del once de abril. ¿Quién nos esclarece a nosotros un acontecimiento
donde mataron a tantos ciudadanos civiles, injustamente? Perdieron su vida por
ir a una marcha, por sentirse parte de un país, por querer manifestar y
expresarse como ciudadanos sencillos que fueron acribillados, asesinados y
nosotros aun no sabemos por qué. Todavía hay presos que son y otros que no son,
unos afuera y otros adentro y eso es un problema ético, de nuestra idiosincrasia. Yo creo que alguien que quiere ser escritor,
que los escritores lo mínimo que deben hacer es preguntarse por esos temas que
nos sacuden.
_
¿Consideras que el tema social es una base fundamental para tu obra?
_ Si me afectan mucho los temas sociales,
me involucro mucho. Creo que la dramaturgia es una parte importante del país,
ahora, a mi también me gustan los temas sicológicos, los temas filosóficos, los
temas de la siquiatría, no solamente los temas sociales. Tengo una pieza como
“El secreto de la felicidad” que cuenta sobre un profesor que ha dado toda su
vida a la enseñanza de la filosofía y que un día descubre que no hay nada más
inútil que estudiar filosofía, por lo que se encierra en un cuarto donde abre
un hueco y decide que su mujer y su hijo le pasen por allí la comida. No quiere
tener contacto con el mundo, se quiere morir allí. Tiene un brote sicótico,
porque está hastiado, cansado de haber sido un servidor. Se siente fracasado como padre porque tiene un hijo que lo único
que quiere es acostarse con el director del centro donde estudia para conseguir
su nota y tiene una mujer que lo único que le interesa es no engordar y se
convierte en una bulímica.
_
¿Se necesita ser un cuestionador permanente?
_ Si, indudablemente y mucha gente te
detesta por eso. La gente te empieza a
tener como rabia, como a reclamar porque te metes en algo que no es tu
problema, porque jurungas ese tema, porque destapas esa alcantarilla y a veces
algunos creen que uno lo hace porque uno se considera un ser intachable, sin
errores, que se cree perfecto y que por eso se da el derecho de cuestionar
y no hay nada más lejos que eso. También
se corre el riesgo de crearte la imagen de persona conflictiva, es el riesgo
que se corre cuando tocas temas que son incomodos para la sociedad, pero ese es
mi riesgo, es lo que yo quiero hacer, a mi no me pagan por hacer dramaturgia.
Ahora donde me pagan soy calladita, no cuestiona nada, hago mis escenitas, las
mando, cobro y todo chévere. Ahora, lo que a mi me gusta, no lo voy a hacer en
un ambiente de absoluta complacencia porque yo no escribo pensando que le va a
gustar al espectador. Generalmente las piezas no tienen una solución. Yo
planteo el problema y de alguna forma lo que dejo es la pregunta: ¿Tu qué vas a
hacer espectador con esto?
_¿Consideras
que la investigación, abre las puertas hacia la estructura de la obra?
_ La investigación te da mucho, los
personajes, incluso diálogos porque consigues documentos que te permiten
acercarte a los hechos. A su vez la investigación te da la estructura, en el
caso de “El Fiscal” empiezo por el final, por el momento en que lo explotan y
entonces allí aparece el fantasma quien se dedica a hacer la investigación de
su crimen y se consigue con su mamá, quien murió cuando aun era un niño de 13 ó
14 años y su madre muere del mal de Chagas. Conseguí una entrevista en la que Danilo Anderson habla de la muerte de su
madre, de ese día, de la entrada al hospital, de la pobreza, de lo terrible del
sistema de salud. Ese fue el momento en que el decidió dedicarse a la justicia,
victima de no tener los recursos.
_¿ Consideras que el teatro es un medio
para formar opinión, para educar?
_ Eso es
una carga muy fuerte para un autor. Una responsabilidad demasiado grande para
una pobre persona que lo que hace es el intento de decir lo que piensa y lo que
siente. No me atrevería a decir que debemos cargar esa maleta tan pesada. Yo
hace años tuve una discusión muy fuerte con el ministro Farruco Sexto, quien
quería hacernos emancipadores, conquistadores; que los grupos fuéramos al
Amazonas a presentar teatro allá, que nos metiéramos en los barrios, pero yo pienso
que esa no es nuestra labor, no escogimos el teatro para ser servidores
sociales sino por ser participes del mundo del espectáculo y de la ficción y
que si eso hace un aporte, contiene valores importantes dentro de lo humano y
hace un aporte critico, más que tratar de educar y tratar de aleccionar,
ofrecer otra mirada es más que suficiente.
_Nosotros
tenemos otras responsabilidades y angustias estéticas, estilísticas y como
expresar nuestra estructura de pensamiento, nuestra manera de como presentar
las obras y eso es algo que tiene que ver con la búsqueda de la perfección en
tu obra de arte, tu escribes una obra y la siguiente quieres que sea mucho
mejor. Quieres ser más creativo. El creador siempre anda en unas especulaciones
que tienen que ver con que fuiste a una exposición y viste algo que te impactó,
por ejemplo. Si alguien se modificó, cambió, le mejoró su vida, excelente pero
si no pasó nada de eso, no es para angustiarse, porque la realidad es que
cuando alguien quiere mejorar va para el sicólogo o para el siquiatra. El que
quiere hacer labor social que la haga pero nuestro objetivo es escribir, que la
gente se conecte
_¿Y qué tipo de conexión piensas que hay
que buscar?
_Quiero
montar otra pieza mía. Aunque estos últimos tres años se ha montado teatro
venezolano hay una escases de productores para los autores, así que como no me montan
me tengo que empeñar en eso.
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