domingo, 21 de agosto de 2011

Rolando Padilla:



PRODUCIR TEATRO COMO UN COMPROMISO CON EL PAIS

Entrevista realizada por: Inés Muñoz Aguirre



Rolando Padilla tiene un entusiasmo que contagia.  Su energía vibra por igual a las 7 de la mañana como a las diez de la noche, porque podría ser definido como un verdadero creador. Un hombre que corre contra el tiempo en la búsqueda de realizar sus sueños, emprender negocios, participar en propuestas innovadoras, contribuir en la búsqueda de soluciones a problemas que puedan afectar el ámbito en el que se desenvuelven. Para muchos es conocido como actor y como músico, ya que tiene una reconocida carrera profesional que empezó a construir desde su adolescencia. Como músico participó por igual en una banda de rock como en un grupo de gaitas, tríos, orquestas, ha grabado discos y recibido el aplauso de sus fans. Estudió teatro con Enrique Porte y como actor ha desarrollado una larga y productiva carrera. Ha participado en películas como “Tosca”; “Antes de morir”; “La Pluma del Arcángel”, “La Ley”  y “El Día de los pobres” por mencionar algunas, y en numerosas telenovelas como  “Voltea para que te enamores”. “¿Vieja yo?”, “Tomasa te quiero” y “Dónde está el amor”. Ahora lo tenemos frente a frente para hablar de otra de sus facetas, la de productor; no porque sea nuevo en este oficio sino porque lo que está haciendo comienza a llamar la atención, su gran éxito con la obra “Esperando al Italiano” y su reciente estreno de la pieza “Nunca es tarde”, encienden sobre él una luz, que tiene definiciones concretas.

_ ¿Para un hombre como tu ligado desde su infancia al mundo del arte y el espectáculo porque has tenido la suerte de nacer en una familia donde lo artístico siempre ha estado presente en sus diversas manifestaciones, cómo se concreta el planteamiento de producir?
_ Antes de uno decidirse a ser productor, tiene que haberse reconocido una función de liderazgo. Ahora tengo que reconocerme cierto don para ser líder, porque eso básicamente requiere la producción. Yo tengo varias experiencias informales que se inician en el año 88, cuando yo era cantante, ni siquiera era actor. Una experiencia que se inicia cuando fui parte del equipo del primer festival de jazz que se organizó en Venezuela el Jazz Caracas Festival, en el que fui asistente de producción.  Hicimos cuatro ediciones que además, entraron en el Circuito Internacional de Jazz. Eso convertía a Venezuela era uno de los destinos de ese circuito, era un lugar para venir a escuchar jazz, desde el año 88 hasta el 91. En ese Festival  tuvimos gente de gran calidad,  entre otros a Néstor Torres de Puerto Rico, un gran flautista. La orquesta Aragón y otros importantes nombres del jazz.

_¿Qué recuerdas de esa primera experiencia en la producción?
_Cuando hicimos el Festival Caracas Jazz en el Celarg que estaba recién estrenado, hubo algo muy interesante porque sin recursos económicos logramos traer artistas de Estados Unidos, de Cuba. Gente como Emiliano Salvador, Bobby Carcaces, Oriente López, Afrocuba, Terry Linn de Canadá,  The duet …

_ ¿Cómo era recibido el jazz en esa época, qué tipo de público respondía a esta propuesta?
_El jazz en ese momento era para una elite, no sólo por quienes lo escuchaban, sino porque había muy pocos sitios donde podías escucharlo, como Fedora Jazz; Juan Sebastián Bar; sitios muy particulares.  Los grandes artistas que lograban venir a este país a hacer jazz lo hacían claros de que venían a hacer una cosa que siempre era como subterránea y que terminaba además en el alargue de la jornada.

_Sin embargo el Festival Caracas Jazz, tuvo una gran resonancia lo cual era indicativo de éxito…
_ Bueno, teníamos de 41 a 45 bandas todos los años. Claro quiero decir que  nosotros en nuestra programación siempre teníamos dos grupos importados, dos grupos nacionales y cerrábamos con un estrella conocida. A eso me refiero con que una noche cerraba Sergio Pérez, otra noche cerraba  Evio Di Marzo, pero participaban haciendo Latín Jazz, no haciendo lo que hacían normalmente que dicho sea de paso lo hacían muy bien.  Además, si algo hay que reconocer a los años 80, a Alejandro Blanco Uribe, y a Sonográfica y Sonorodven es esa explosión discográfica que hubo de artistas venezolanos. Eso fue una cosa maravillosa. Sin embargo recuerdo claramente que hubo un periodista que nos criticó mucho diciendo que si eso era un festival de Jazz porque había gente de la farándula y yo le dije, mire hermano, si el jazz lo escucha y lo disfruta una élite y nosotros queremos alimentar de público la actividad para que deje de ser elitesca, entonces hay que asumir que nosotros tenemos aquí una estrategia subterránea. A lo mejor había gente que compraba su entrada porque esa noche estaba Sergio, pero antes escuchaban un trío, un Big band, y al final lo seduces, los comienzas a preparar, a curtir, en una música que quizá no están acostumbrados a escuchar y quizá un buen porcentaje de esas personas salieran motivados como público de jazz. Un público que te ganabas y que iba a regresar.

_ Estás haciendo una historia que tiene mucho que ver con lo que ha pasado en el mundo del teatro y en el cual te encuentras ahora produciendo…
_ Claro que sí, la historia del jazz se aplica  a esto del teatro. Se acabó El Ateneo y allí había un público que se pudiera considerar  como elitesco porque era un público interesado en el teatro, acostumbrado a ver los grandes festivales, a ver lo que hacía Carlos Giménez. De pronto  todo comenzó a desaparecerse cuando se acaba el subsidio, se acabó el Ateneo y como estaba El Trasnocho se empieza a promover como una especie de sustituto de ese espacio, pero porque a su vez tiene un entorno poblacional que no tiene a donde ir, que no tiene donde divertirse. Es un momento además en el que se profundiza la inseguridad, la gente necesita  ir a un sitio seguro y cercano, que tiene estacionamiento, vigilancia, tiene cines, tiene bares, tiene disco tiendas y se consolidó como un espacio. No como el sitio al que estábamos acostumbrados a ver en el Ateneo, pero si un teatro en el que se empiezan a presentar producciones de gran nivel, lo que empezamos a ver gracias a la gerencia de Moisés Guevara que lo tiene ahí, desde hace casi 10 años. Moisés ha hecho un trabajo extraordinario;  y por supuesto forzó al entorno, es decir a los teatros que están a sus alrededores a competir y a tratar de ganarse a ese público.  Por supuesto teatros que tienen que hacer frente a ciertas desventajas porque no están  en un centro comercial, porque no tienen la misma seguridad, porque no manejan el mismo impacto mediático que maneja el Trasnocho; pero sencillamente se disparó una nueva oportunidad de trabajo para los actores y los productores.  Había gente que se acercaba al cine y se empezó a fijar en las obras, en que había artistas de televisión y así comienza a surgir el negocio.  Y de eso se trata se ha alimentado el negocio de otra cosa. Hacer teatro hoy en día se trata de hacer teatro y hacer negocio.

LA PRODUCCIÓN TEATRAL: UN NUEVO RETO

_Hay varios puntos que debemos abordar si empezamos en este momento a hablar del teatro como negocio. En primer lugar me gustaría precisar en qué momento el actor se plantea que debe producir teatro
_  Desde hace seis años me propuse con mi socio Tulio Cavalli producir teatro y parte de la estrategia que nos propusimos a largo plazo fue hacer teatro de texto, que a su vez ese texto fuera lo menos comprometido posible desde el punto de vista económico para ir haciendo un piso en lo que se llama vulgarmente el curriculum. Era necesario construir esa trayectoria para que cuando empezáramos a hacer cosas más comerciales, tener el soporte requerido para la búsqueda de patrocinio, digamos que construir ese background para alimentar la credibilidad en los patrocinantes

_ Es importante escucharte hablar de la búsqueda de patrocinio, porque frente  aeso siempre surge una pregunta para los menos relacionados con el mundo del teatro. ¿Si llegado el momento, lo podemos ver como un negocio por qué se debe buscar quien patrocine?
_La única manera de producir en este país es hacerlo con el apoyo de la empresa privada porque la cultura en este momento histórico-político está sumamente vapuleada, de manera tal que hay que hacer malabares para poder rendir ese presupuesto y poner sobre el tapete lo que es necesario. Es importante aprovechar la descarga que hace la empresa privada al apoyar la cultura en el pago de los impuestos, eso siempre fue un gran incentivo. Sin embargo hoy en día es difícil para ellos y difícil para nosotros también, pero hay que insistir y perseverar de ambas partes, eso lo tengo cada vez más claro sobre todo luego de varias experiencias afortunadas.

_ Consideras que en la actualidad hay unas diferencias notables para producir en relación a como se hacía en el pasado?
_ La gran diferencia es que antes la producción tenía sus asideros en el subsidio gubernamental; hoy en día la mayoría de los productores de teatro son actores o directores  y no es que se haya aperturado una nueva oportunidad para hacer teatro, o que se haya logrado por una opción divina, la posibilidad  está allí porque nos hemos visto forzados por una circunstancia. Nos hemos visto forzados por una crisis.  No viene por un estímulo gubernamental ni por un estimulo de la propiedad privada, viene dada por la inercia histórico-política que estamos viviendo en este momento. Es un acto de supervivencia para nosotros producir, es un acto de supervivencia hacer teatro, es un acto de supervivencia  hacer televisión porque en este momento es una industria muy deprimida. Sin embargo, también es un acto heroico y quijotesco el salir a producir en este momento, en este país. Dependes básicamente de lo poco que puedas conseguir de la empresa privada.

_ Sin embargo existe la teoría de que en las grandes crisis surgen también las grandes oportunidades, para no alejarnos del teatro el dramaturgo Bertold Brecht lo plantea en su piea “Madre Coraje” cuando esta logra hacer una fortuna en medio de la guerra…
_ No es así en este momento, va hacia eso, siempre que tengamos claro que esta es una situación forzada por las circunstancias.

EL PASAJE HACIA UN OBJETIVO

_ El momento en que te encuentras ahora como productor es el resultado de un trabajo que has venido realizando. ¿Cómo lo pudiéramos resumir?
Empezamos con “El Príncipe azul” de Eugenio Grífero, un dramaturgo argentino. Esa obra fue protagonizada por Marcos Moreno y Roberto Moll. Ese año Roberto fue merecedor de un premio como mejor actor. Luego, hicimos  SEÑORA KLEIN” de Nicholas Wright,  donde estaban Diana Volpe; Veronica Cortez y Caterina Cardozo. Ese año Diana fue nominada para el premio a la mejor actriz  y después hicimos  La Fiesta donde Diana se ganó el premio como mejor actriz. Después hicimos una pieza del dramaturgo peruano Jaime Nieto, “Dick & Pussy”  que fue un estrepitoso fracaso por razones múltiples y que debemos reconocer porque forma parte del curriculum. Sin embargo debo decir que es una pieza en la que yo sigo teniendo mucha fe pero que por razones diversas no tuvo el éxito que nosotros aspirábamos. Luego mi socio y yo decidimos montar “Esperando al Italiano” pieza que se estrenó por primera vez en el año 88,  con un elenco de mucho peso en ese momento. Entre ellos estaban Estelita del Llano y Gilberto Pinto. Hoy en día contamos en la primera etapa de esta producción con Dora Mazzone, Carolina Perpetuo; Caridad Canelón, Hernán Marcano y Carolina Mateus.  A partir de enero el elenco quedó conformado por Hilda Abrahamz; quien sustituyó a Dora por razones personales. Esta obra terminó siendo un exitazo de taquilla, con una muy buena percepción del público sobre el montaje de la pieza.

_ Si, efectivamente lleva una larga temporada en cartelera…
_ Este mes justamente arranca de gira por todo el país con más de 14 funciones vendidas en dos meses, lo que nos hace presumir que vamos a rodar bastante por todo el país, si Dios quiere y donde vamos a recuperar el dinero invertido en todas esas producciones anteriores. Que si bien, debo reconocer que con todas las obras he tenido otro tipo de gratificación hoy en día el esfuerzo,  se ve compensado económicamente

_ Cuando se logra el éxito económico de la pieza, en un país donde vivir del teatro no era la norma, hay unos parámetros específicos a los cuales hay que responder?
_ Esa puede ser la visión general de la mayoría de los productores, yo me voy a deslindar de la mayoría porque tengo perfectamente claro algunos ingredientes, para conseguir eso que tu y yo estamos calificando como éxito en este momento que a lo mejor es taquilla y público. Yo estoy en este momento tratando de arriesgar un poco más. Lo que yo propongo en estas tres producciones y en las que vienen tienen que ver con otro objetivo que es traer el público al teatro para que la gente escuche un mensaje, lo que estoy diciendo a través de estas obras que estoy produciendo. La taquilla tiene que ser una consecuencia de ese esfuerzo, no puede ser el objetivo. El objetivo es que se oiga, escuche y reflexione.

_ Sin embargo no podemos obviar que parte del momento que se está viviendo en el teatro venezolano, se debe a que los artistas de la televisión tomaron los escenarios y que hay otros elementos a los cuales parece que finalmente se ha entendido que se debe responder…
 _En general se trabaja respondiendo a ciertas particularidades, un trabajo céntrico, un sitio seguro, un elenco que esté configurado por aristas de televisión, que claro, hay que aclarar que en su gran mayoría vienen del teatro, porque el teatro universitario nutrió fundamentalmente a Radio Caracas Televisión, nutrió a la telenovela, en una segunda etapa que tuvo que ver con el paso del blanco y negro al color. Igualmente se nutrió de grandes actores como Gustavo Rodríguez, Tania Sarabia y Elba Escobar y otros actores que se consolidaron como figuras públicas a través de la televisión. Una vez que llega esta crisis, los artistas tienen la oportunidad de hacer teatro y ese teatro se hace comercial una vez que no es subsidiado, por supuesto gracias a que ellos son figuras de la televisión. Esa es la fórmula para conseguir un público que se amplía,  es la forma de que esos grandes actores que hacían telenovela, ahora estén más cerca de quienes siempre los han admirado.

_ ¿En qué espacio o categoría ubicas el tipo de teatro que se viene haciendo?
_ El que se haga sainete o se haga comedia no quiere decir que se haga teatro de menor calidad. El que los actores y actrices de televisión hayan contribuido a ese movimiento teatral es un recurso que hay que agradecer,  y ellos se lo han ganado. Esos artistas hoy pueden vivir del teatro. Yo te puedo dar fe de ello, porque yo tengo la experiencia de lo que ha sucedido con “Esperando al Italiano” donde tengo grandes figuras de la televisión, quienes después de una trayectoria marcada por el teatro y después por la televisión donde se hicieron un nombre, lugar en el que hoy en día no pueden conseguir trabajo todo el tiempo, el teatro les permite vivir dignamente. Lo que antes no se podía decir.

TEMAS DE TEMAS
_ ¿Cuéntanos cómo el productor contemporáneo que lidia con todas estas novedades selecciona el tema con el cual va a trabajar y mucho más en tu caso, después que nos has dicho que te interesa llevar al público a la sala y provocar en él una reflexión?
_Yo pienso que el país se ha asumido en un atraso intelectual y cívico y las piezas que yo estoy proponiendo para que estén en el escenario, aparte de divertir, de servir para evadir, tienen que tener una reflexión. No se trata de que nosotros vamos a hacer que el público piense como nosotros queremos que piense, no se trata de eso; sino de que puedas ver más allá de la risa y sacar tus propias conclusiones.

_¿ Recientemente estrenaste “Nunca es tarde” qué nos puedes decir de esta obra?
_  Nunca es tarde es una tragicomedia maravillosa de Marcos Moreno. Plantea un país que entre los 70 y los 80 parecía que iba hacia una cosa arrechísima y de repente se fue. Aquí hay cuatro personajes que representan a grandes rasgos cuatro formas de ser en general de los venezolanos y tienen un denominador común, que ninguno de esos tipos votó nunca y no porque fueran unos irresponsables sino que no votaban porque el país estaba tan bien que la gente son se preocupaba y jamás se pensó que algo podía pasar que echaría para atrás lo que se había avanzado. De repente el país dio un giro tremendo. Estos personajes hoy en día tienen 50 años y hacen una especie de reflexión del país que tuvimos y se nos fue de las manos.  Esta obra que está presentándose en el teatro escena 8, participa además un gran elenco formado por Marcos Moreno como actor, además de ser el autor;  Miguel Ferrari, Juan Carlos Gardié y Salomón Adames, grandes actores de teatro, algunos de ellos con mucho trabajo en televisión.

_¿Y después de esto, hacia dónde va tu propuesta como productor?
_ Luego tengo pretensiones de montar otra obra que es ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia que es de Gennys Perez, otra dramaturga venezolana. La obra se llama “Yo soy Carlos Marx” donde lejos de desvirtuar el marxismo como ideología según mi interpretación de esta pieza, desnuda el manoseo del que han sido víctima la ideología y Marx por las pretensiones de los demagogos y de los políticos. No hablamos de Venezuela, hablamos históricamente. Yo creo que presentar esta obra tiene una pertinencia. Esa manipulación ha sido utilizada para ofrecer utopías y para quedarse en los gobiernos años tras años, aunque eso funciona cada vez menos porque las sociedades avanzan y se ha demostrado que históricamente no ha sido posible el engaño ni la deformación de los conceptos. Luego tengo otra pieza de otro dramaturgo venezolano Andrés Correa. Una pieza premiada en el Teatro de Repertorio Español en Nueva York que trata sobre el exilio y  finalmente espero que tú me des tu obra  “Estado de sitio” para cerrar esta etapa, presentarla como colofón,  porque yo estoy asumiendo una responsabilidad desde mi espacio como productor  y como actor, como persona sensible que me duele mi país.

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