domingo, 21 de agosto de 2011

Elba Escobar:



Yo tengo un espíritu aventurero

Entrevista realizada por: Inés Muñoz Aguirre



Una pequeña mesa de un café cualquiera. Dos sillas. Elementos y espacio suficiente para una conversación con Elba Escobar. Una de las grandes actrices de nuestro país que no necesita presentación porque de tanto hacer teatro, cine y televisión, forma parte de la familia de cada venezolano. Escudada detrás de unos lentes cuadrados trasmite tranquilidad. La tarde está soleada y El Ávila majestuoso parece colocado allí como una gran obra tridimensional. Nos miramos. Reímos ante la inseguridad de lo digital. Una entrevista, para mí, es un escrudiñar el alma del otro, por lo que los trazos de ese camino hay que dibujarlos con certeza. En este caso la mujer que se descubre en medio de grandes pausas y muchas lágrimas, transitará por tres actos no preparados ni escritos previamente: el teatro, el yo interno y la actriz.

PRIMER ACTO: EL TEATRO

_Como debe ocurrir en mis entrevistas, vamos a hablar de lo que nunca has dicho
_Es muy difícil, soy muy lengua suelta, yo lo he contado todo.
_Eso lo veremos. Empecemos por ubicarte en mi recuerdo. “Los Angeles terribles” de Román Chalbaud dirigida por José Ignacio Cabrujas para el Nuevo Grupo, un momento especial del teatro venezolano, ¿Cómo lo recuerdas tu?
-La percepción que tengo es que allí había un espacio sagrado, en ese teatro, incluso una suerte de minoría a la que pertenecías. Minoría especial. Yo recuerdo que la primera vez que vi lo que hacía el Nuevo Grupo fue en el Teatro Juares de Barquisimeto. Yo era una chama, titiritera. Yo formaba parte de los que dábamos talleres con el CONAC, los hacía de títeres con José León y Los Monigotes. El CONAC me había invitado a ayudarlos en el Festival Nacional de Teatro. Me tocó trabajar en alojamiento y comida. Así que sentada en mi butaca de espectadora cuando vi “Acto cultural” supe lo que quería hacer.
_Después se produce la historia de tu acercamiento a ellos…
_Si. Después de la obra hubo un foro y yo les dije que no podía creer que eso que yo acababa de ver sobre el escenario fuera nada más para el disfrute y el trabajo de unos pocos, ustedes son una élite y tienen obligación de hacer escuela. Cuando Chocrón me contestó que me acercara a hacer una audición y que si lo hacía bien tenía abiertas las puertas del Nuevo Grupo, le contesté que no se trataba de algo particular.
_ Tus ojos se han llenado de lágrimas, ¿por qué te has emocionado tanto?
_Porque ha cambiado, pero está bien que cambie. Bueno, pero ¿Qué está bien? El teatro ahora es inclusivo no es exclusivo como antes. Cualquier persona puede hacer teatro si tiene una buena idea y la gente quiere ir a verla. Ahorita está pasando todo este fenómeno de los stand-up y los monólogos, pero eso también pasó en Argentina, cuando venía Nacha Guevara y la China Zorilla y venían todas esas mujeres a hacer monólogos y nosotras nos quedábamos locas, porque eso no se hacía aquí en Venezuela.
_¿Entonces, qué es lo que se ha ido diluyendo?
_Salvo algunas excepciones esa suerte de rito sagrado que era el teatro, esa suerte de templo. Los maestros de aquella época se han ido, quedan los alumnos de esos maestros gerenciando, dirigiendo, que estiran y encogen hacia eso de mantener el rito, el respeto, la humildad, ese concepto del teatro. Ha cambiado. Es probable que en el mundo también haya cambiado, salvo la escuela tradicional, los que siguen montando los clásicos, pero en Venezuela ya no se montan los clásicos. Cada vez que ves obras de teatro que tienen más de cinco personajes te horrorizas ¿En que teatro meto yo cinco personajes? ¿En qué teatro meto yo una escenografía? Lo único que hay es el Teresa Carreño y el Aula Magna de la UCV y entonces tienes que hacer una mega cola para que te den un fin de semana y esa gente como Palo de Agua, que hacen musicales, hacen una tremenda inversión y traen sonido y en un fin de semana no recuperan la inversión. Todo ha cambiado. Hemos optado por hacer teatro de cámara, en el auditorio de un colegio.
_ Sin embargo, no olvidemos si hablamos de espacios que la sala Juana Sujo no era mucho más que el patio de una casa
_ Si claro, pero se hacía teatro de Cámara. Ahora hay excelente teatro, yo no digo que no, sigue ocurriendo el fenómeno aparte del teatro comercial como el que yo hago; lo cual no lo descalifica porque hay cosas buenas y no tan buenas en el teatro comercial.
_¿Se impone la comedia?
_ El objetivo de hacer una comedia es que la gente ría un poco y que reflexione. Aquí la comedia no es cualquier comedia. Aquí hay comedia política, hay comedia de confrontación, hay comedia de reflexión. Aquí hay comediantes que se paran sobre el escenario y ves a la gente riéndose a carcajadas y la gente está pensando en lo que está pasando, en la economía, en la política. Reflexiona. En lo que yo hago “Mi marido es un cornudo”, la gente reflexiona sobre la infidelidad, sobre lo que ha pasado con las mujeres durante años, piensa en que las mujeres están haciendo lo mismo que los hombres y que en algunas cosas son mejores y en otras no tanto. Yo no puedo ignorar trabajos como “El informe sobre la banalidad del amor”. Hay cosas que me pierdo porque estoy en cartelera, pero viste “La casa de Bernarda Alba” de Arocha, está “Baraka”, “La Ola”. Lo que hizo Javier con lo de Oscar Wilde, yo misma hice “La duda”, en conclusión muy buen teatro.
_Aun hablando de la risa, tu emoción sigue creciendo, ¿Qué es lo que tanto te emociona?
_Me conmociona la ausencia de mis maestros, que se haya ido José Ignacio, que la dramaturgia venezolana esté pasando por instancias de promesas y promesas que no terminan nunca de afianzarse. En esa época nosotros teníamos los tres dramaturgos más importantes del país en un solo lugar, Chalbaud; Chocron y Cabrujas,  sin mencionar a los otros como Santana, José Gabriel Nuñez, Rengifo. Había dramaturgia.
_¿Qué crees que sucede? ¿Se escribe con menos compromiso? ¿No vemos lo que tenemos alrededor?
_Para mí también es una interrogante. A lo mejor están por allí y no las hemos leído. Yo quiero creer que es así. Hace poco me preguntaban en un homenaje si hace falta otro Cabrujas en este momento. El tema de la dramaturgia venezolana está en el tapete; un tema que a ti te concierne porque tú escribes teatro, Inés. Y yo dije no, no hace falta otro Cabrujas, porque Cabrujas es Cabrujas. No hay otro, no es posible. No hay manera, lo que hace falta es que los dramaturgos den con el punto en el que nos reconocemos en cada palabra, en cada gesto, en cada perfil, nos reconocemos. Un dramaturgo que tenga su propio nombre
_ Si, tienes razón. Sin embargo en términos generales creo que la cultura ha resurgido en medio de la crisis…
_ Si claro, los espacios de música, las artes plásticas y la literatura, en todas partes hay libros, poetas, conversatorios. Es realmente importante lo que está ocurriendo.

SEGUNDO ACTO: EL YO INTERNO
Elba hace una pausa, a veces me mira cómo tratando de indagar de qué se trata. Delineamos juntas esta conversación que a claras vistas ha ido desnudando al ser humano. Sus ojos brillan y en su rostro se produce una mezcla de nostalgia y alegría. Su risa inconfundible termina por invadir el espacio ante la llegada de un amigo que saluda y se va unas tres mesas más allá. No puedo dejar que se me escape hacia un punto donde pierda su acto confesional, la tarde a mis espaldas seguirá haciendo de las suyas.

_Ahora hablemos de que te ocurre cuando consultas con la almohada, hacia dónde quieres ir, cuáles son tus retos como actriz en este momento ¿ Qué te amarra a lo que haces?
_Yo te tengo que confesar algo, cada día tengo menos de eso que quieres saber, de esos retos como actriz y es algo completamente personal. No sé como decírtelo porque no se lo he dicho a nadie. ¡Yo quiero dejar de actuar!
_Ese es un planteamiento que uno no espera escuchar cuando le hace una entrevista a una actriz como tu…
_ A lo mejor es una herejía, pero el mundo de la exposición del actor es agotador para mí. Antes no lo era. Ese ser expuesto a todo, al amor, al rechazo, a la crítica, a la adoración, al ego. Cada vez me interesa menos, es como que si algo me estuviera llevando a ir hacia dentro de mí. El programa de radio es algo que puedo hacer porque no estoy tan expuesta. Está mi voz, mis ideas, mi manera de ver el mundo, mi alegría, porque cada día soy más alegre, cada vez más alegre que antes y yo puedo contribuir a que la gente la pase bien cuando escucha el programa, aun y cuando hablamos de cosas serias, de economía, de política, de lo que está pasando, de retos personales, de gente que tiene problemas y si mi entusiasmo te ayuda cuenta con eso.
_Entonces, si hacerte dicho planteamiento forma parte del estar bien, podríamos considerar que estás viviendo un proceso natural, quizá de crecimiento?
_Yo sé que a otras personas les ha pasado. Yo sé que a Doris Wells le pasó. Comenzó a escribir y yo, he escrito unos libros también. Me gustaría seguir con mi compañía de ´producción, pero más como productora, donde yo pueda invitar gente y producir esos proyectos. Yo lo que quiero ahorita es paz, espacio para mí y para mi misión, para mi proyecto de vida en este momento, para hacer servicio
_¿Y cuál es ese proyecto de vida?
_Mi misión, mi servicio es poner la luz. Hacer lo posible por estar en el espacio de luz que me permita ser multiplicadora de eso.
_¿Todo esto tiene que ver con tu crecimiento interno?
- Si. Yo tengo doce años estudiando en un movimiento espiritual que es muy lindo porque es ecléctico, porque las personas de cualquier religión pueden estar allí y lo que hay que hacer es estudiar. La sede está en Los Ángeles; California. Cada año te mandan a estudiar doce libritos, estos estudios tienen que ver con filosofía espiritual de hecho el director del movimiento es el rector de la universidad de Santa Mónica donde se dan cursos de sicología. Es una tendencia de trabajar con la espiritualidad como un ejercicio de vida diario.
_¿Cómo se ejercita la espiritualidad?
 _Hay muchas formas de ejercitar la espiritualidad, por ejemplo, mantenerse entusiasta. Ver bendiciones en las cosas más duras que estás pasando. Hay que ejercitarse a diario como quien se cepilla los dientes. Así como piensas todos los días y le das alimento a la mente, haces el amor y le das alimento al cuerpo, igual hay que alimentar el espíritu que es la tercera pata de la mesa.
_Pero estas inquietudes no son nuevas en ti…
_ Yo desde que tenía once años ya me había leído los libros de Conny Méndez, después hacia yoga en la gran fraternidad universal, porque he sido una curiosa toda la vida. Me leí a Paulo Coelho a Deepak Chopra a quien respeto muchísimo. Es médico, tiene un planteamiento muy serio respecto a la física cuántica y a todo lo que uno puede realmente mejorar, cuando le das ordenes a tus células o a algo que es tuyo. Yo he visto a cuanto brujo, avatar, pintado de azafrán se haya presentado en este país, yo fui, lo escuché, me metí.
_¿Y cómo eliges finalmente?
_Nunca he sido fanática porque no me gustan los fanatismos y las sectas y por eso me quedé estudiando aquí. Me dije, si yo tengo un lugar donde quedarme estudiando espiritualidad me quedo. Estoy estudiando en mi casa, sola, no necesito formar parte de nada. Aunque en junio voy a las conferencias que dan los maestros y que te permiten interactuar con ellos.
_¿Cómo enfrentas entonces el proceso personal?
_De allí viene, de todo este trabajo, de caerme a trancazos conmigo misma, con mi ego, de identificar mi saboteador interno y de decirle: te estoy viendo, no te voy a permitir que me sigas haciendo eso.
_¿Es un acto de fe?
_ Fue una necesidad espiritual de hacer contacto con mi alma, de liberarme de las tentaciones, de mi saboteador, del ego, de una necesidad de ser para bien.
_ ¿En ese proceso dónde quedó Dios?
_ Dios en este momento está aquí, porque Dios está en la verdad. Nunca es triste la verdad, porque no tiene remedio.
-¿Y el amor?
_ El amor me ocupa las 24 horas del día


TERCER ACTO: LA ACTRIZ
Por momentos este acto confesional nos hace reencontrar a Pirandello, quien tanto habló, estudió y propuso sobre “el rostro y la máscara”; ese deslizarnos entre lo que realmente somos y lo que aparentamos ser. Sin embargo en Elba se le debe reconocer su permanente autenticidad, de siempre. De allí obviamente es de donde surge su revolución; esa gran interrogante que la acompaña, mientras se hace grande de edad, con rostro y gestos de niña traviesa.

_Me llama mucho la atención toda tu reflexión sobre el ego porque él, es el gran aliado de una actriz…
_Le he permitido al ego que esté en el escenario conmigo y cuando yo me bajo le digo: te quedas aquí. Así que cuando me subo de nuevo al escenario, el me está esperando. Sin eso, solo con lo que yo me subo en el escenario no podría hacer nada porque en el fondo yo sigo siendo la niña tímida que siempre fui. En mi casa me llaman Lila y cuando me metí a actriz mi familia no podía creer que era yo y pensaban que era mi hermana, decían: “No, tienen que haberse equivocado, esa no puede ser Lila, tiene que ser Elizabeth, será que ella se puso el nombre de Elba”. No entendían, aunque mi nombre real es Elba como mi mamá, pero no entendían porque yo siempre fui muy tímida.
_¿Si en este momento pudieras definirme el ego, como lo harías?
_El ego es un verdadero aliado en el escenario porque él te dice que si vas a poder, que lo vas a hacer bien, que vas a seducir con esa verdad que tienes. Entonces te agarras de él y le agradeces que este allí contigo, con el agarras el escenario y a el público. Lo amas y logras con él que el público te ame. Caes en una cosa embriagante. Es como una droga. Después, tienes que recibir los aplausos y regañarlo, ponerle los límites. Lo que tienes que hacer en realidad es recibir los aplausos con la mayor humildad posible porque con esos aplausos el público te está devolviendo la energía que tu pusiste allí, porque lo que sueltas en el escenario es adrenalina pura. Esos aplausos los tienes que recibir con las manos como una antena, eso me lo enseñó Norma Aleandro en un taller que hice con ella. Nadie entiende el nivel de agotamiento que significa eso que te estoy contando.
_En alguien tímido ¿Cuando comienza el trabajo actoral?
_Es muy difícil. El trabajo actoral comienza desde el momento en que llegas al camerino. El actor es el ser más frágil que hay
_Vulnerable…
_Sí, yo he estado allí en ese lugar de vulnerabilidad, en el que uno tiene que deshacerse de uno, para que comience a ocuparte otro ser humano y tú debes salir al escenario a convencer a la gente que tu eres ese otro ser humano y casi nadie entiende esto. Es muy doloroso, la gente te agrede, te dicen cosas que no deben decirte antes de salir a escena. Es un momento en que uno está tan frágil que puedes reaccionar inexplicablemente. Yo me veo a veces reaccionando y me pregunto cómo pude hacer o decir eso. Esa fragilidad ya no la quiero. ¿Hasta cuándo voy a estar en esto? Dejando que las emociones ganen terreno. Ya yo soy una señora grande, de 56 años.
_Las emociones nunca dejarán de estar allí, actriz o no…
_Las emociones son también muy saboteadoras y las del personaje tu las puedes hacer marcaditas. Acción: te zumbas con las emociones del personaje. Corte: regresas a ti. Hay que prepararse para eso.
_Ese manejo forma parte del instrumento de trabajo del actor…
_Yo creo que el actor es el trabajador peor tratado en este país. Sorprende lo que a nosotros nos pasa, los productores nos odian, los escritores nos odian, los críticos nos odian, porque todos quieren ser actores y sólo pueden serlo los que tienen el don. Los que Dios les dio el don.
_¿Crees entonces, que efectivamente hay un don especial que los distingue de los demás?
_Eso es completamente desquiciante, ser actor es una loquera: Paradójicamente cualquiera puede serlo. ¿No ves a los niños jugando? La mamá les pasa por encima y ellos ni se enteran o el papá les dice, vengan a comer y ellos ni hacen caso. Todos los niños hacemos eso y somos los que decidimos atrapar alguno de esos dones. Lo atrapas y lo desarrollas. Por supuesto, hay actores de actores. Actores que tiene 100 años actuando correctamente y no tienen el don.
_ A todo esto hay que sumar la relación con el público, el cual termina formando parte de tu vida…
_Si piensas que eso no forma parte tuya, se te hace la vida a cuadritos: Efectivamente eres parte de él. Yo lo recibo con amor, sin malcriadeces. El único espacio privado que tengo es de la puerta de mi casa para adentro y es tan privado que yo no recibo a nadie que no me avise que va. Por eso es el lugar que yo protejo, es mi templo.
_ Si en este momento te diera a elegir…
_Yo tengo un espíritu más que rebelde, un espíritu aventurero, el cine será algo que yo haría toda la vida, porque es una aventura. Ocho semanas de rodaje y te montas en un montón de carromatos que forman parte de ese circo que se arma durante ese tiempo de rodaje. En el cine es el medio donde menos actúas, de hecho actuar te va mal. Si actúas se nota la costura. Cuando te ponen un lente en primerísimo primer plano, un ochenta y cinco y estás actuando, la torta. Hay que ser el personaje. Esa es la propia aventura. Yo podría llegar a viejita y si me siguen invitando a hacer cine, yo lo haría encantada.
_¿La reflexión final?
_ Yo nunca pensé, tú decretaste la confesión cuando llegaste, yo nunca pensé que iba a decir en una entrevista que no quiero actuar más. Lo he dicho en otras oportunidades pero mis amigos no me quieren escuchar. Seguro que el público tampoco porque él agradece, por ejemplo; que yo haya hecho Estrella, en mi última novela. Me preguntan cuándo voy a actuar en otra novela, porque hay gente a la que uno le gusta. Hay gente que te quiere y les hace bien cuando me ven actuando. También hay una suerte de misión en el trabajo actoral. Yo te dije lo que te dije, pero también tengo que dejar abierta la posibilidad de que seguir actuando forme parte de mi misión.


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