miércoles, 20 de abril de 2011

Carmen Cristina Wolf


LA POESÍA DESDE EL SENTIMIENTO Y LA PASIÓN

Por: Inés Muñoz Aguirre

En medio de una tarde lluviosa, subimos a un ático lleno de libros.  Fotos, la computadora. Una mesa redonda frente a dos grandes poltronas dispuestas a ser ocupadas por algún curioso oyente. No queda duda de que el lugar pertenece a alguien que escribe. Ella aparta unos cuatro ejemplares que están sobre la mesa para hacer espacio, distingo en medio del movimiento un poemario de Pablo Neruda. Nos sentamos casi al mismo tiempo mientras observo un gesto característico en ella: se acomoda los lentes.
Carmen Cristina Wolf es la dueña del lugar. Hace preguntas sobre mi forma de hacer la entrevista antes de que yo haya empezado. Su hablar suave y pausado la caracteriza. Ella es la Presidenta del Círculo de Escritores de Venezuela, organización que  bajo su guía acaba de celebrar sus veinte años de existencia.
-                      Después de esta celebración, en la que se logró reunir un nutrido grupo de importantes escritores venezolanos se siente el haber cumplido una vez más, con el trabajo constante que te caracteriza frente al Círculo, ¿cómo defines tu nexo con lo que haces?
-                      Muy profundo. Respeto mucho el Círculo de Escritores de Venezuela que fue creado hace veinte años por unos soñadores  como Marcos Ramírez Murzi, Luis Beltrán Mago; Benito Raúl Losada; Alejandro Lasser, Pedro Díaz Seijas y un grupo bastante nutrido al que luego se fueron uniendo personas como Juan Liscano, Elizabeth Schon; Lucila Velásquez
-                      ¿Por qué soñadores?
-                      Porque había desaparecido la Asociación de Escritores de Venezuela después que murió Caupolicán Ovalles, que fue su último presidente. La Asociación había tenido mucha significación en la vida literaria venezolana. Los escritores quisieron reunirse de nuevo, no como un gremio sino como un grupo de personas que iba a compartir lo que hacían, estudiar, analizar. Hacer foros, conferencias. Eso era un sueño para ellos…
-                      ¿En qué momento ingresas al Círculo de Escritores?
-                      Yo ingresé al Círculo hace 17 años. Primero fui secretaria, después Directora de Relaciones Institucionales, siempre colaborando en la organización de los eventos. Finalmente me tocó esta hermosa responsabilidad de ser Presidenta hasta abril del año 2012.
-                      Hay que aclarar que este es tu segundo período en la presidencia…
-                      Si, primero fueron dos años y luego se convocó a elecciones. Participamos dos planchas la mía y la otra encabezada por un valioso escritor como Alejo Urdaneta. Ganamos con poca diferencia, pero fui elegida por dos años más. Prestamos un poco de nuestro tiempo a la labor de la difusión cultural. Ya que eso es lo que hace el Círculo; investiga, difunde…
-                      ¿Cómo crees tú que aquel sueño ha evolucionado en el tiempo?
-                      Ha evolucionado favorablemente; porque han ido entrando escritores cada vez más jóvenes que tienen una o dos obras publicadas, queremos dar importancia a lo que piensan y a lo que opinan.

-                      ¿Cómo se logra esa participación?
-                      A través de Internet, les hemos dado la tribuna de la revista, la gente envía sus trabajos y eso ha generado participación. Después ya terminamos una investigación sobre los poetas en el Siglo XX. Ya tenemos todos los poetas hasta el año 60; ahora queremos avanzar hacia los 90. También queremos hacer investigación sobre los narradores. Esa es una investigación  compleja porque hoy en día tenemos narradores muy importantes.
-                      ¿Cuándo hablas de esa incorporación de los jóvenes, cómo ves la evolución de las letras en el país.  ¿La presencia de nuevos autores es señal de que algo importante está sucediendo?
-Yo creo que sí. Tal vez siempre hubo este constante surgir de nuevos escritores pero no se sabía que estaban trabajando, que estaban allí. Quizá publicaban un libro en una editorial alternativa y no tenían alcance. Hoy a través de Internet nos llega la información, de revistas como El Librero, Publicarte; El Salmón; Prodavinci, El Papel Literario. Todo esto nos acerca a los nuevos nombres y a los nuevos libros. Aun cuando atravesamos dificultades para financiar la edición, yo me quedo asombrada de las editoriales alternativas tan buenas que hay en Venezuela como Diosa Blanca, El Pez Soluble; Niebla; por mencionar algunas, aparte de las editoriales medianas como Equinoccio que ha editado muchos títulos con un gran esfuerzo. Por otro lado hay que reconocer que el trabajo es de gran calidad,  observo  como nuestra literatura ha trascendido al exterior, antes, hace veinte años eso no era así; nuestra literatura no trascendía, se quedaba como encerrada en Venezuela. Ahora vemos a escritores como Alberto Barrera Tyszka quien se ganó el premio Herralde de novela, Rafael Cadenas quien se ganó el Premio Fil de Guadalajara. Van a las Ferias internacionales, tienen nominaciones.  Allí vemos a autores como Héctor Torres con su nueva novela “La huella del bisonte”.
-                      Se escribe para ser leído, bajo esa perspectiva ¿Cómo defines nuestro país, es un país de lectores?
-                      Creo que sí, hace pocos días con motivo de la Feria del libro en la Plaza Alfredo Sadel se hizo una encuesta, no sé cómo fue su metodología, pero ella decía que hay como un 30% de personas que leen. Si eso es así es un éxito, porque con tanta televisión, con las películas y los juegos creo que le estamos ganando la partida a la lectura. En mi caso los libros han sido mis maestros, por eso yo aprecio tanto que los jóvenes estén leyendo. Leer va transformando la vida de cada uno de nosotros
-                      Cuando hablas de Internet te refieres a ella como una ventaja, sin embargo hay una teoría que dice que los libros desaparecerán porque será precisamente la Internet quien se los devorará, ¿qué opinas tu de eso?
-                       No lo creo. Yo creo que lo primero que debemos hacer es cuidar la naturaleza, porque de su cuidado depende que siempre tengamos árboles que nos permitan hacer papel. También creo que por ese mismo cuidado deberían existir alternativas para hacer papel de otra manera, pero pienso que el libro no va a desaparecer nunca. A mí que soy tan afecta a las computadoras, no se me puede hacer prescindir de mis libros en cuyas páginas hago notas en sus orillas; porque sino es como que si no los hubiera leído. El libro es algo fundamental, es la calidez, el aroma. Para mi es indispensable y no creo que ningún equipo electrónico pueda sustituir un objeto tan entrañable como un libro.

ENTRE LA ESCRITORA Y LA LECTORA

Si para Carmen Cristina Wolf el Círculo de Escritores es una pasión a la cual se dedica en cuerpo y alma, su otra pasión es la poesía, aunque podemos decir que es narradora, ensayista y editora. Entre sus poemarios publicados se encuentran: “Fragmentos de isla”,  “Canto al Hombre”, “ Canto al Amor Divino”,  “Escribe un poema para mí”, “Prisión abierta”  “Atavíos”,   “La llama incesante” y “ Huésped del amanecer”
-¿Qué es un escritor?
- Hay tantas definiciones como escritores pero te puedo hablar partiendo de mí. Yo me inclino a dar cuenta de mi realidad interior, de mis reflexiones, de mis emociones. Lo hago pensando en compartir con el otro. No creo en esos escritores que dicen que no les importa que los lean; yo creo que esa es una actitud derrotista y que no es verdad, porque buscamos compartir con los demás. Para el escritor todos sus éxitos, sus angustias, los fracasos y los naufragios que podamos vivir son motivo para levantarse luego.
-                      ¿Y al lector, qué le deja el libro?
-                      Yo leía mucho “Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona, aprendí con esa historia que sea cual sea la circunstancia dura y difícil que nos toque vivir como persona, no tengo derecho a sumergir al lector en mis problemas. Sin embargo, también hay que entender que aun en la mayor oscuridad puedes encontrar el hilo de luz de la esperanza. Y esa esperanza la puedes brindar a quien te lee. Leo mucho a la filosofa española María Zambrano, quien habla mucho de la esperanza y su importancia para el ser humano. Si no existiera la esperanza ¿Cómo haríamos para levantarnos de nuestras pérdidas?
-                      En la lectura descubrimos muchos secretos…
-                      Yo siempre le digo a los jóvenes que para poder escribir hay que leer mucho. Hay que leer a los grandes escritores como a Nietzsche un escritor que ha sido mal comprendido. El también tenía su parte de alegría, de optimismo, pero eso no lo hacía desprenderse de la realidad. Hay que leer a Rilke, a Vallejo, a Vicente Huidobro. Eso es muy importante para los escritores. Tiene que existir la disciplina de la lectura, así como también debemos entender que si un libro nos parece malo hay que apartarlo, a lo mejor es bueno para otro.
-                      Enlazas el espíritu del escritor con lo que hace, aun cuando hablas de que sus vivencias no deben superar lo que quieres decir para atrapar el lector. Sin embargo, la vida de cada escritor tiene una enorme influencia en lo que hace, en tu caso lo observamos en esas crónicas maravillosas que estás escribiendo en nuestro periódico PUBLICARTE y que has titulado “Crónicas de mi madre”, en ellas hablas de un mundo donde se perfilaba una escritora. ¿Cuál fue el momento en que esa inquietud se definió?
-                      Yo quería escribir cuentos. Aun cuando tenía 13 años leía libros como Demian de Hermann Hesse que me marcaron mucho. Escribí un cuento muy malo y papá trataba de animarme para que yo continuara. Me di cuenta que era muy mala para escribir cuentos o novelas porque me costaba mucho salirme de mi manera de ser y de pensar para crear un personaje que fuera opuesto a mí. Pienso que la novela, el drama, el teatro, son muy difíciles de escribir. Entonces, comencé a leer a los poetas, porque mamá se aprendía los poemas de memoria, Rubén Dario; Andrés Eloy Blanco. Entre los primeros que leí a los 15 años estaba Cesar Vallejo; un mundo abismal para mi edad que me parecía maravilloso. Cuando descubrí ese mundo me plantee que yo quería escribir poesía. Para ese entonces tenía un amigo que ya no está con nosotros Freddy Hernández Álvarez que leía mis trabajos, me corregía, me hablaba de asonancias o de quitar un adjetivo y todo eso me llevó a leer mucho más sobre el cómo escribir y a querer aprender
-                      Alguna vez te planteaste estudiar formalmente…
-                      Sí, yo quería estudiar Letras pero en esa época había muchos problemas en la Universidad Central así que en mi casa no me dejaron y fui a parar a la Universidad Católica donde estudié derecho, lo cual me gustó mucho porque las leyes te dan una visión de tu sociedad, además de que tuve muy buenos profesores. Así que las letras me tocó estudiarlas por mi cuenta y a través de grandes amigos que me hicieron aprender.
-                      Hay algo muy curioso, tú dices que te dedicaste a escribir poesía porque te consideras muy mala narrando, cuando uno habla con narradores reconocidos te dicen que no escriben poesía porque la misma es muy difícil, porque ella implica una síntesis que es un ejercicio de disciplina muy fuerte…
-                      Sí, yo después me di cuenta de eso. La poesía es un mundo completo en sí mismo. El poema es él, te da un impacto, te hace sentir que está completo. Es un camino arduo; hay que romper muchos papeles para llegar a encontrar un poema que te satisfaga en la vida.
-                      ¿Qué te llama a escribir un poema?
-                      Los estados de ánimo o las cosas que veo. El poema puede surgir cuando estoy en un semáforo en el carro, entonces agarro un papelito y lo escribo. Por ejemplo con lo que pasó con los mineros de San José me dio por escribir. No es algo racional, es algo que te surge, desde el sentimiento, desde la pasión, es como un fuego que te consume y te hace escribir. Yo escribo sobre la muchacha que me trae las cartas, quien lo ha hecho por veinte años y eso ha permitido que me llegue correspondencia que sólo tiene mi nombre; escribo sobre la mujer del kiosco o sobre la mujer subsahariana  a quien veo a través de la televisión y a quien respeto por su lucha…
-                      Se puede decir que se produce una conexión entre el entorno y tu emocionalidad
-                      Si, es así. También me inspira lo que leo. Hay poetas que para mí son nutritivos como Jorge Luis Borges, Octavio Paz. La lectura me hace reflexionar, me hace pensar y entonces surgen las ideas.
-                      ¿ Cómo sabe el poeta cuando un poema está listo?
-                      En mi caso hasta el último instante, cuando el poema va saliendo hacia la imprenta yo aun estoy cambiándolo. Cuando escribo por primera vez tengo que guardar los manuscritos porque yo escribo primero en un cuaderno y después lo paso a la computadora. Entonces tengo que guardar aquello para no verlo más nunca, porque sino cada vez que lo veo lo cambio. Le cambio una coma, le cambio una palabra, cambio un verso y lo pongo en otro lado. Lo que finalmente me ayuda es darle el trabajo a un poeta a quien le tenga mucho respeto para que lo lea. Un ejemplo de ello es el caso de María Isabel Novillo quien leyó mi poemario Atavíos, que es el que está para ser editado. Yo la escucho con mucho respeto, tomo nota de sus observaciones, porque es la manera de obtener un feedback muy importante.
-                      ¿Con esto nos estás queriendo decir que cada vez que se escribe, debe haber un tercero que lea tu trabajo antes de que salga a la luz?
-                      Si por supuesto, me parece muy conveniente. Los escritores somos muy emocionales y eso nos lleva a enamorarnos de un texto. Luis Alberto Machado me decía que cuando uno está enamorado de un texto hay que dejarlo a un lado y dejar que sea otro quien lo vea. Esa persona verá lo que uno no ve. Uno lo escribió y ve en él sus propios sentimientos y emociones y eso no es lo que ve el otro. Cuando escribí “Canto al hombre” me reuní con Carlos Armando Figueredo, su esposa, Luis Alberto Machado; Eduardo Casanova y leímos todos esos poemas en voz alta. Había poemas en que yo quería decir una cosa y ellos entendían algo completamente distinto. Eso indicaba que yo tenía que revisar lo que había hecho.
-                      ¿Cómo se define el poema?
-                      El poema no tiene una sola lectura; es un mundo de infinitas lecturas. Tantas como el número de lectores que tenga. Entonces, no es que uno vaya a lograr que se entienda exactamente lo que uno quiso decir, pero sí que no se produzca un abismo. La poesía es algo tan increíble que uno como lector se consigue a veces con poemas que tú no sabes qué quiso decir el poeta y que sin embargo te encantan. A mí me pasa a veces con poemas de Elliot. Son poemas que son indescifrables, pero fascinantes. Cuando escribí “Canto al hombre” yo quise hacer una poesía diáfana, porque mi primer libro fue un libro critico, mi familia no lo entendía y yo tuve una reacción de rebeldía, me plantee que tenía que escribir unos poemas que los entendiera todo el mundo. Ahora si yo volviera a escribir “Canto al hombre”, del cual además pienso hacer una versión completamente distinta, no va a ser igual. Hoy tengo claro que la poesía no tiene porque ser transparente. En ella hay el valor de lo indescifrable, de lo enigmático y de lo que cada persona entienda. Hay la posibilidad de que cada quien se lleve algo distinto. Yo leo muchísimo a Emily Dickinson y cada vez que la leo encuentro algo completamente diferente.
-                      La poesía ha acompañado la historia de la humanidad, siempre ha estado allí ¿por qué para los editores es un género que tienden a dejar de lado?  
-                      La poesía es como la ópera, para poder entenderla y amarla se tiene que escuchar mucha opera, lo mismo que ocurre con ella y con la música clásica ocurre con la poesía, no es un género fácil. No es una historia como ocurre con la novela que te hace salir de tu mundo para meterte en el mundo de los personajes. La poesía te embriaga, te hace pensar, te puede tocar como puede no hacerlo. La poesía para los editores es como jugar a la ruleta rusa, nunca se sabe si ese libro de poemas va a ser un boom de ventas. Sin embargo, las editoriales de mucho prestigio en el mundo tienen su sección de poesía. Cuando se habla de números no se habla de poesía, a menos que sean los libros de Neruda, Mario Benedetti y García Lorca que se han vendido por millones.
-                      ¿Hacía donde miras en este momento, hacia dónde vas?
-                      Quiero dedicarme con mucha fuerza al lenguaje. Es una de las cosas más importantes del ser humano, el amor, la libertad y el lenguaje. La fascinación que yo siento hacia el lenguaje me lleva a estudiar la nueva retorica que es de los noventa para acá de una fuerza y una intensidad enorme. El lenguaje está allí para transformar nuestras realidades y transformarnos a nosotros mismos. Me interesa la teoría de la argumentación y la ontología del lenguaje, porque ninguna palabra es inocente, las declaraciones, juicios, afirmaciones, las promesas, todo lo que decimos nos está modelando y cambiando el mundo de los otros. Quiero trabajar sobre eso profundamente a través de un trabajo de investigación que me permita acercarme al estudio de nuestros autores y su lenguaje.

1 comentario:

  1. Inés Muñoz Aguirre, una gran periodista venezolana. La poesía ha acompañado a la humanidad desde tiempo inmemorial, como bien dice Inés

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