viernes, 10 de diciembre de 2010

MARUJA MUCI


Con un nuevo disco: “Tiempos Modernos”
DESCUBRIMOS A LAS DOS MARUJAS
Por: Inés Muñoz Aguirre



Maruja Muci, la misma de Dreaming in Caracas (2005) y My Funny Valentine (2008), presenta su tercer disco titulado  Tiempos Modernos (2010). Cuando se inicia la conversación muestra cierto agobio que no puede disimular, la ciudad, la espera, la exigencia por ser bien atendida. Comienza a hablar de lo que hace mientras hojea nuestro periódico PUBLIC-ARTE. Es en ese preciso momento cuando decido que debemos conocerla mucho más allá de lo que transmite a través de las canciones que interpreta, sobre todo porque siempre es bueno saber porque una mujer perteneciente a una generación en la que identificamos a cantantes como María Rivas, Elisa Rego, Melissa o Kiara; nos habla de su tercer disco con un entusiasmo adolescente, en el que descubrimos además el empeño por realizar un trabajo constante, aferrándose a las notas musicales con la fuerza que da, como se diría en altamar, a una lucha contra viento y marea.
-¿Qué significa la música en tu vida?
-La música para mí es como que si me tomara un analgésico, un tranquilizante. Tiene para mí un efecto terapéutico. Yo nunca pensé que me iba a dedicar a esto profesionalmente, por eso es que yo  digo que el oficio me escogió y no yo a él; porque una cosa me fue llevando a la otra y la verdad verdadera es que eso es lo que siempre me gustó.
-Cuéntanos de cómo comienza tu afición por la música y si hay en ello alguna influencia de carácter familiar?
-Mi papá ejerció en mí una gran influencia, es un hombre apasionado por las artes, pero especialmente por la música. En mi niñez siempre fue una constante la presencia musical y en especial el jazz.
-Una vez que comienzas a salir del entorno familiar, ¿Cómo se traduce ese base de conocimiento, la inquietud, en función del hacer?
-En el colegio siempre participé en todos los conjuntos de gaitas, en los actos culturales, en todas las obras de teatro que se hacían, en toda esa parte escénica. Me llegó la hora de montarme en el teatro seriamente en el año 83, cuando hicieron Hair aquí en Caracas. Esa fue una época, la de los años 80 que convocaban a los jóvenes a montar obras espectaculares y se hicieron unos montajes como Jesucristo Superestrella, se montó “1984”. Para hacer aquellas obras no nos pagaban ni medio y estábamos allí todos, llenos de entusiasmo
-Sí, siempre recuerdo cuando por esa misma época vino al país Paloma San Basilio, con “Evita” para ese montaje también incorporaron muchos jóvenes venezolanos, quienes participaron en todos los papeles de figurantes
-Y te digo que trabajábamos con mística.
-Pero, cómo llegas allí?
-Cuando vi Jesucristo Superestrella. Ante aquella obra yo me quedé sin habla, no podía ni aplaudir. Mi acercamiento al tema no fue de inmediato porque después de aquella experiencia terminé el bachillerato y me fui a estudiar fuera. Fue el año siguiente cuando se hizo Hair y yo estuve allí de primera. En esa época yo bailaba, no en el ámbito profesional pero sí lo hacía con mucha seriedad, eso me permitió que en el montaje yo fuera primera bailarina y en el segundo acto interpretaba una canción. Fue una experiencia serísima porque fueron más de tres meses de ensayos y después más de un mes en cartelera. Aquello era riguroso.
-¿De qué forma le diste continuidad a una actividad que ya se había iniciado en los escenarios?
-Bueno, después siguieron las propagandas para televisión, mi voz se utilizó para campañas publicitarias, cantando. Para ese entonces yo estudiaba derecho, me gradué de abogado, trabajé en un banco como ejecutiva en el área internacional, me case, tuve tres hijos y en el año 93 vino la zarzuela “La Gran Vía” que se montó en el Teresa Carreño.
-La Zarzuela es algo muy especial, un trabajo de características específicas. ¿Cómo te enfrentas a ella después de aquella participación en la ópera rock?
-Yo me tomo todas las cosas como un compromiso y con una disciplina absoluta. Los ensayos también duraron de tres a cuatro meses, porque la Gran Vía es una zarzuela que es una revista en realidad. Una revista musical. Recuerdo que cuando nos dieron la Sala Ríos Reyna para los tres o cuatro ensayos en sala, yo estaba realmente muy emocionada. La primera noche estábamos todos afuera esperando, yo recuerdo que cuando nos llamaron salí corriendo y entré de primera, tuve unos minutos yo sola en el escenario mirando hacia la sala. Sentí algo tan increíble que me arrodillé y besé el piso y me plantee que yo en realidad no sabía si iba a estar allí de nuevo. Cuando entraron todos se rompió el encanto, el hechizo.
-¿Y finalmente como sientes que te fue en aquella experiencia?
-Tuve muchísimo éxito. La verdad es que yo tenía una participación bastante fuerte, yo era Doña Virtudes y cantaba una canción, con un parlamento largo que me permitía estar unos veinte minutos en escena.
-Esa fue entonces la experiencia para emprender el camino hacia la profesionalización?
-Sí. Después que terminé con aquella participación, me plantee hacerlo con seriedad y comencé a tomar clases de canto con mi maestra Florentina Adams, a donde llegué de la mano de un amigo en el año 93, hasta el sol de hoy. Yo voy religiosamente a mi clase, dos o tres veces a la semana y hacemos técnica vocal. Ella es profesora de música clásica, canto con ella Mozart o las áreas antiguas que me encantan porque quedan muy bien al color de mi voz.
-Una vez que comenzaste a tomar clase, que descubriste que se pudiera decir, que desconocías hasta ese momento?
-Cuando llegué allá me di cuenta que yo no sabía cantar, tenía la musicalidad, el oído, todo eso está allí; pero cuando tú no tienes técnica es un problema. Ahora entiendo que ya para el final de la canción yo estaba “azul”, es así porque respiras mal y es así como te dañas el instrumento.


OTRO INSTANTE PERSONAL
Maruja se ha dado a conocer con su apellido de casada Muci. Su vida como madre y esposa es la otra cara de esta historia, en que la música parece ir colándose entre las rendijas que iba dejando su compromiso familiar.
-Yo he tenido el privilegio de poder explorar las distintas facetas de mi personalidad. Soy mamá dedicada ciento por ciento, soy esposa porque el matrimonio es un trabajo de 24 horas al día, los 365 días al año, la faceta de cantante y músico, la faceta de escritora y compositora. Yo soy como muy intensa, así que le doy gracias a la vida.
- ¿Cuánto tiempo tenías casada, cuando decidiste trabajar la música profesionalmente?
Cuando decidí que lo haría profesionalmente tenía unos diez años de casada. Yo empecé a tomar mis clases, entre las tareas del hogar y los niñitos que ya empezaban a ir al kínder, entonces yo iba corriendo tomaba mi clase y regresaba.
-En esa actividad diaria que elementos descubres que contribuyeran a tu compromiso de cantar profesionalmente?
En el año 2002 yo estaba muy involucrada en el colegio de mis hijos y los profesores montaron una banda de música y yo me puse a cantar con ellos. En una verbena que se hizo mi esposo llegó a la verbena justamente cuando yo estaba interpretando una canción tan bella como Summertime.  El presenció aquella interpretación y se quedó preguntándose ¿Pero, quien es esta? Porque claro, el me había visto cantando el Ave María en los matrimonios, las primeras comuniones. El me acompañaba y ayudaba a la pianista a pasar la página, pero nunca me había visto en otra cosa. En ese tiempo cumplíamos 14 años de casados y su regalo fue una guitarra eléctrica. Allí fue cuando me plantee hacer algo más y en el 2003 me puse a grabar mi primer disco Dreaming in Caracas, lo cual hice con el ánimo de dejar el registro de mi voz en una producción más profesional, pero cuando iba a mitad de camino me dije, esto está buenísimo y concluí en que yo también podía estar en las tiendas de música. Busqué a un amigo que es artista plástico y me hizo el diseño de la caratula que es espectacular.
-Esa decisión significaba un cambio rotundo. En qué momento en especifico sientes que estás transitando un nuevo camino?
- Cuando estaba listo el disco me dije qué hago yo con esto. Fui a Sonorodven, les encantó el disco y me ofrecieron un contrato de esos terroríficos, allí me dije no, yo estoy muy vieja para esto. Me fui para Sony y lo que ellos me dijeron fue que el disco les encantaba y lo iban a distribuir. Eso fue una maravilla para mí porque la perfecta desconocida, iba a llegar a todo el país. Hice algo de prensa, hice un concierto.
-¿Cómo surge después de aquella primera experiencia, la realización de un segundo disco?
-Mi segundo trabajo surge de que me propuse trabajar un repertorio estándar de jazz, que a mí me encanta porque además fue la música que yo escuché con mi papá toda la vida. Me busqué a un pianista Alberto Lazo y empecé a trabajar con él, el repertorio. Mi esposo que es mi fan número uno me preguntó si yo no iba a grabar eso. Insistió en que nos debíamos meter en un estudio, grabar en vivo y así dejar un registro. De esta forma  fue como salió My Funny Valentine que es mi segundo disco. Ese disco sale en el 2008
-Significaba la llegada de un nuevo trabajo, cómo te planteas su proyección?
- Yo no he parado nunca de hacer trabajos nuevos. Con My Funny Valentine he tenido la oportunidad de presentarme mucho, di vueltas por toda Caracas, inclusive durante este año. Las cosas se van transformando en el tiempo y mientras cantábamos ese repertorio fui montando boleros jazzeados que ya los estoy cantando.

EL VERDADERO MOTIVO
La presentación de su nuevo disco “Tiempos Modernos” significa para Maruja Muci, la culminación de una etapa y el acercamiento a otra. En este momento significa dar a conocer esta producción, a través de un trabajo de promoción y de conciertos.
En este disco contiene nueve temas: Primavera; Mantra; Algún Lugar; Tiempos Modernos; Promiscua; Soledad; Pensamiento Libre; Besos; Adiós; Canción de Cuna
y un Bonus Track – The Final Countdown
-¿Cómo surge Tiempos Modernos?
-En el año 2006 comencé a escribir “Tiempos Modernos”, todas las letras son mías. De pronto cuando me vi con aquella cantidad de poesía en mis manos dije les voy a poner música…
-Eso quiere decir que no lo escribiste pensando que iba a ser un disco…
-No, la verdad es que yo escribo mucho. Tengo carpetas llenas y llenas de ensayos, comentarios, notas, toda clase de cosas. Con tiempos modernos sentí que los textos eran musicales. En noviembre de 2006 le llevé lo que tenía hasta ese momento a un amigo suizo-alemán que vive en Nueva York quien hizo el disco musicalmente y comenzamos a trabajar a distancia. El me mandaba las cosas, los archivos para que yo escuchara. Yo le mandaba mis comentarios. Nos conectábamos por Skipe a más no poder.  Este proceso se tardó tres años.
- ¿Por qué el proceso tardó todo ese tiempo?
-En el ínterin su estudió se inundo dos veces, las computadoras nadaban en Manhattan. El, molesto con el dueño del edificio recogió su estudio completo, lo montó en un camión y se lo llevó a su casa. Eso significó que mi proyecto se paró ocho meses, yo viendo que me iba a quedar sin hacer nada, musicalmente hablando me dije: tengo que hacer algo y es cuando comencé el trabajo sobre el jazz.

MIRANDO HACIA ADELANTE.
Maruja tiene muchas historias desde aquella cuando se paraba frente a la luz del proyector cinematográfico de su papá y se descubría doblemente en la pared. Sus sombras dominaban el momento, quizá porque eran el anticipo de lo que sería su vida después, una vida con los dos caminos transitados a plenitud, el familiar y el creativo.
- ¿Y después que pasaba?
- Yo le pedía siempre, que me mostrara a las dos Marujas. Ahora pienso que ese “ponme a las dos Marujas” es lo que siempre quise hacer, pararme en un escenario, transmitir  ese arte, la música que circula por mis venas.
- ¿Ahora, qué buscas?
- Uno va en la búsqueda de no desfallecer en el camino hacia la excelencia. Tienes que empaparte de lo que está pasando afuera, de las nuevas influencias, de abrirte, escuchar.
- ¿Y tu papá, como te ve ahora?
- El fascinado, muy crítico del trabajo porque claro ha oído tanta música, al igual que yo. Siempre digo que estuve sentada de espectadora como por unos treinta años para entonces, montarme por primera vez en un escenario. Cuando le entregué el disco “Tiempos Modernos” me dijo, “bueno. Esto es otra cosa. Esto es lindísimo”. El está muy complacido, es su extensión en la parte musical y debo decirte que mi mamá es una rocola andante, ella se sabe todas las canciones, todos los boleros posibles que hay en la tierra. Tiene un timbre bonito y con ella me senté para escoger el repertorio de los boleros. Lo más importante es que esta es una actividad que he podido compartir con ellos asumiendo nuestra relación desde otro punto de vista que es un trabajo muy enriquecedor
-Terminado el disco cual es el mayor obstáculo por el que hay que luchar?
-Hacer el disco es lo mejor que te puede pasar. Yo me siento en el cielo. Cuando oyes, cuando están fluyendo las ideas, cuando te sientas con tu productor, con tu músico.  Para mí el infierno es cuando el disco está listo y arrancas con la promoción. Aquí en Venezuela nosotros estamos super desasistidos, nadie apuesta por nosotros, no hay un empresario que te acompañe en la carrera, que te ayude. Las emisoras de radio, no quieren sonarte, no quieren darte el apoyo como debería ser. Claro y la contracción económica no ayuda, es tan brutal que a mí me ha costado largas, distribuir mi disco. Yo me siento como un vendedor que va casa por casa, disco tienda por disco tienda, quince discos aquí, quince por allá. Eso es un calvario. Así como pedir patrocinios para los conciertos, lo cual además no es que es un montaje del otro mundo, es para pagar los músicos. Todo eso te lleva a que a la larga, no puedes seguir produciendo música.
-El artista se desgasta en una parte muy importante que influye directamente en la parte creativa
-Si, eso es así. Es terrible porque es tan adverso el clima que te descorazonas, te preguntas para qué seguir en eso. En ese aspecto vivo como en una montaña rusa porque es agotador y uno es el que está asumiendo el riesgo todo el tiempo. Nadie te ayuda a que haya mercado.
- ¿Y encuentras algo positivo en esa búsqueda de apoyo?
-Hay emisoras como la del Ateneo que te abren las puertas, pero hay otras que nada que ver.  Hace poco me senté con el programador de un circuito radial y me decía es que esta canción es muy larga, entonces yo le decía, bueno no hay problema yo te la corto y entonces me decía otra cosa. Yo sabía por dónde venía y le dije sabes qué, ustedes están como los canales de televisión que decidieron hacer novelas de rancho, porque decidieron que la gente lo que quiere es el rancho y están equivocados porque la gente no es bruta,  el público quiere cosas de calidad, atrévanse. Yo no sé qué es lo que hay de por medio pero también creo que los venezolanos no nos queremos a nosotros mismos y mira que aquí hay talento pero no hay apoyo individual, no hay apoyo del Estado, no hay apoyo de la empresa privada. Cada vez la oferta de locales es menor. Yo veo complicado el futuro para el artista independiente. Hay muchos escritores que dicen que no les importa que no los publiquen pero te aseguro que todos los músicos queremos que nos escuchen, como sucede con la mayoría de los artistas en general porque  la creación contribuye al acervo cultural del país.

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