miércoles, 24 de junio de 2009

Geraldine Gutiérrez


Geraldine Gutiérrez
ENTRE LA POESIA Y LA OLA
Por: Inés Muñoz Aguirre
Después de subir 14 pisos por la escalera, de un retraso que ya rondaba los 40 minutos, Geraldine Gutiérrez nos disculpa con una sonrisa, mientras con su libro en la mano, se dispone a compartir con nosotros esa suerte de vaivén que la lleva entre Venezuela y Alemania, entre la poesía y las artes plásticas, entre el hoy y el mañana. Una venezolana que comienza a triunfar en Europa y que seguramente va abriendo camino para unos cuantos más. El premio otorgado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Ciudad Real, de España a su poemario “Con alma de Cine”, nos coloca frente a la poeta.
- Háblame de tu poesía. ¿De cuáles son los temas que más te inquietan para abordarla?
- La poesía es para mí como el movimiento de la calma. Es una fuerza continua que estaba allí. Es Algo inacabado pero con efecto de esencia. Es algo que siempre va fluyendo y tu tratas como de destilar lo esencial. Las formas tienen mucho que ver, el movimiento y la acción que genera emoción, una emoción que hay que llevar a una forma serena.
- ¿Por qué escribir poesía?
- Para crecer, para alimentarse, tiene que ver mucho con el crecimiento, con saber de qué se trata todo. No estamos terminando nada, todo es un proceso, para saber que hay entre los espacios
- ¿Aunque termines un poema, nunca está terminado?
- Nunca, nunca. Es algo inacabado pero esencial. Si, tiene su esencia. Es una continuidad
- ¿Cómo surge ese poemario el Premio?
- Como que lo que empecé a escribir, después no tenía que ver con estos textos. En el 2006, me re-encuentro con Astrid Lander y cuando le mando este libro, me dice que se lo de para publicar y me dio mucho miedo, le dije que yo necesitaba re-leerlo. En ese tiempo yo estaba en España y me enteré de varios premios allí. Decidí mandarlo y después fue una sorpresa.
- ¿Crees que el lenguaje que nos identifica como habitantes de espacios tan coloridos como los nuestros es de importancia en Europa y cómo crees que contrasta con sus colores?
- Cuando yo gano este premio en España, el jurado me recibe y me dice, nosotros nos decíamos, esto tiene que ser del Trópico, nosotros sentíamos calor, escuchábamos perros ladrando, las mandarinas, esto no es europeo. Esto es posible, en el nuevo poemario me doy cuenta que tengo mucho color y el verde de aquí es algo que siempre me ha llamado la atención cuando regreso, porque es un permanente comienzo de primavera, porque es muy brillante, sobre todo el de las hojas de la uva de playa, el de los cambures. Ese verde se encuentra en Europa en el comienzo de la primavera pero después es un verde mate, oscuro. La primavera europea es bellísima, las flores, es un mundo de colores, aunque después la mayoría son nublados
- Bueno, son estaciones, mientras que nosotros vivimos en una especie de eternización del verano. ¿Qué hay en Caracas que te amarra?
- - Mi familia está aquí, mis amigos, mi ciudad y todo esto, llenarte un poco también de lo que te formó. Quizá el desorden, en el que tu encuentras de alguna manera una forma. Y eso es precisamente el arte, el caos con una forma, porque la forma la haces tú. Tu mismo creas todo, como funciona la ciudad. Claro hay momentos en que la ciudad te impone un ritmo, pero está en ti hacer funcionar eso
- ¿ Cómo influye en ti ese desorden, te ayuda, te ordena, te inspira?
- Estos poemas, por ejemplo, los de “Con alma de Cine”, nacieron aquí porque fue en 1994, cuando los empecé a escribir y en el 2000 los termino. Tenía claro que como vengo siempre, me gusta observar y cuando regresas y vuelves a ver lo mismo, observas que todo funciona. De alguna manera la gente encuentra sus espacios.
- ¿ Es algo que está presente en lo que haces?
- No, creo que muy poco. Claro hay otro tipo de desorden que siempre viene porque el caos lo llevamos todos, no precisamente el de la ciudad, porque donde yo vivo es una ciudad más tranquila.
- ¿Quiere decir que la ciudad donde vives ha logrado imponerse?
- Si, si, esa calma te lleva hacia ti, de nuevo. Es otra manera de ver, porque también allá hay cierto caos, pero la ciudad es tranquila porque estás muy en contacto con la naturaleza, caminas. Yo ando en bicicleta, voy a la universidad, al museo en bicicleta. Eso te infunde un respeto, un respeto hacia la naturaleza. Yo paso todos los días un río, pero aquí tienes la montaña, ves esa línea bellísima. Este valle que es tan grande.
- ¿Por qué Alemania?
- Por el amor, mi esposo trabajaba aquí en Venezuela. Aquí nos conocimos y luego tuvo que regresar. Estoy en Heidelberg a solo una hora de Frankfurt, allí está la universidad más antigua de Alemania que es la Universidad de Heidelberg , muy conocida por la parte humanista y la medicina. Allí estuvo parte del movimiento romántico alemán con Goethe y Brentano. Hegel el filósofo dio clases allí.
- ¿Cuando llegas allá, a un mundo tan distinto como ese, sientes que ese cambio te impacta en la forma de escribir?
- No, cuando llego allá necesito escribir, porque empiezo a estudiar el alemán. Necesito ese dialogo también. Yo soy odontólogo y empecé en realidad a revalidar mi carrera allá, lo hice, pero paralelamente empecé a estudiar en la universidad para aprender el alemán y me fui metiendo. Empecé a estudiar filología que es como letras y sociología; y llegó un momento en el que tuve que decidir.
- ¿Cómo estás escribiendo en la actualidad, en español o en alemán?
- Ahora tengo un libro inédito que está en español y lo empecé a escribir entre el 2004 y 2005, pero lo estoy traduciendo. Yo misma estoy haciendo la traducción de las poesías. A veces noto, aunque no en todas, que hay una construcción que me es muy fácil traducirlas, porque es como que si las construyera pensando en alemán. Esta anotación me la hizo mi esposo, yo no me di cuenta.
- ¿Cambia el sentimiento?
- ¿Lo que quiero decir? Hay algunas imágenes que sí se pierden o se transforman. Vienen siendo otra cosa, o como dicen son versiones, pero que también son válidas. Yo estoy también haciendo trabajo de traducción de cuatro poetas alemanas del 45, que pienso que van a llegar aquí, porque estamos en el mismo tiempo, con imágenes y palabras.
- ¿Cómo te confrontas con tu trabajo?
- Es esencial, sobre todo escuchar tus poemas leídos. Es importantísimo saber qué le llega a la otra persona. La confrontación es muy sana, es necesaria. Me encanta saber que emociones despiertas, si te gusta no te gusta, o cuando la gente te dice ¿Qué me quieres decir? Eso también es válido.
- Cuando alguien te dice, no me gusta ¿Cuál es tu reacción?
- Yo pienso que eso son estados de ánimo, de alguna manera hay algo allí que a esa persona no le gusta, como es algo muy ajeno a mí, lo respeto.
- A partir de un comentario, ¿Te has planteado retomar el trabajo en algún momento?
- Si, los vuelvo a leer, los vuelvo a trabajar. Esos poemas de “Con Alma de Cine” los trabajé muchísimo. Mi esposo me decía. ¿Lo volviste a cambiar? Pero es así, es ese movimiento que tu captas y luego empiezas a notar que te vas alejando de ese poema y eso es también importante. Esa distancia que se toma y te lo hace ver más objetivo, ya no tan cerca.
- ¿Por qué poesía y no narrativa?
- Bueno, si supieras que no tengo nada en contra de la narrativa: es como que a uno le dan ganas de contar todo, hasta el punto y la coma, llenar espacios, pero en estos momentos, es algo como que necesito la musicalidad del poema, aunque no descarto que en algún momento escriba algo de narrativa.
SOBRE LA OLA
Y así hicimos un alto en el tema de la poesía, Geraldine nos muestra el otro rostro de su mundo creativo, no hay duda de que sus estudios en Alemania la ponen al frente de los nuevos retos que ahora delinean su transitar. Su tesis de grado convertida en un hecho práctico convoca a más de 9 mil espectadores a presenciar una gran exposición en torno al tema de la ola, en la que no sólo sienta las bases a través de su trabajo teórico, sino que se enfrenta a la misma como curadora y hasta como madre protectora, ya que durante el tiempo que duró la exposición jamás dejó de asistir al Museo de Heidelberg, recinto acogedor de su experiencia. Habla sobre esta vivencia llena de verdadera pasión, mientras nos pasea por su logro, página tras página de un maravilloso catalogo que nos permite ver una a una las obras expuestas
- ¿Cómo explicas, el concepto inicial de esta exposición?
- Se trata de representar la ola como símbolo y ornamento en el arte y la literatura. Esta ola que vemos que son dos fuerzas contrarias que chocan la una contra la otra, y en el momento en que se juntan se forma la ola y luego se deshacen y vuelve a nacer, porque la ola nunca deja de ser, ahí tienes el caos en forma, en movimiento.
- ¿Cómo surge esta nueva experiencia?
- Esta experiencia es un regalo de Dios, digo yo, y la gente del Museo me decía, no, eso es rendimiento. Yo hice el magister en Filología y sociología y luego comencé a hacer el doctorado con el tema de la ola. Mi primer tema fue la literatura clásica alemana y luego empiezo esto que tiene que ver con ornamento, en el arte y en la literatura. Mi tutor de tesis conoce al director del Museo de Heidelberg, un museo estatal y conversando con él, le comenta que está corrigiendo una tesis de doctorado sobre este tema y el director del Museo dice, este es maravilloso para una exposición. Nos reunimos, la emoción fue muy grande, había que hacer una especie de oferta y yo no tenía ni idea de cómo hacer la curaduría de esta exposición. Hicimos el concepto inicial. ¿Cómo vamos a representar la ola desde el Siglo XVII? queríamos empezar desde el Barroco, más atrás, pero era muy extenso y los medios no nos daban, aparte de que eran sólo 500 metros cuadrados y un presupuesto reducido de 50 mil euros para todas estas cosas de transporte, que es carísimo, seguros, etc. Empezamos en el Siglo XVII, por supuesto, donde tienes pintores claves, como los pintores holandeses, luego los impresionistas. Hacíamos la parte de artes plásticas y la de fotografía para hablarle a los dos públicos. Hay un público que va hacia lo dinámico y otro público más conservador. Abordamos también el tema de la mitología y la ola.
- Seleccionado el tema y los espacios que debía tocar, ¿Qué vino después?
- Empezamos a mandar e-mails, cartas. Mi base es que yo tenía el cocimiento de lo que quería y comenzamos a negociar con los directores de los Museos, con los curadores. Hay que saber lo que significa por ejemplo, pedir un Paul Klee, ante lo que había que responder de qué se trata, por qué, cómo, pero ese era mi fuerte y todos eran muy receptivos. El trabajo con la gente del museo, con los restauradores fue muy profesional.
- ¿Que despertó mayor interés de la exposición?
- Lo interesante y elogiado de la exposición es que en Europa se hacen muchas retrospectivas y la gente está como agotada, porque no hay nada focalizado a un tema. El eje que unía a los pintores que nosotros mostramos fue precisamente el tema, esa diversidad generó otro movimiento. Además teníamos citas para iniciar cada uno de los planteamientos que nos introducía a esa revisión histórica, porque pasamos por el impresionismo, el expresionismo, la mitología, buscamos acentuar lo que se ha perdido por la falta de relación del hombre con la fantasía, vimos el paso del realismo, impresionismo, abstracción.
- ¿Cómo se realizó la selección?
- Tienes el concepto establecido y te estás formando una idea. Seleccionas las obras que responden al concepto y comienzas a hacer la solicitud. Los museos se toman su tiempo para revisar si te prestan o no las obras. Los restauradores son los que deciden. Nos pasó mucho que los directores decían sí y a los tres meses recibíamos cartas en la que los restauradores te decían que esa obra no podía salir del museo. Entonces tenía que volver a estructurar. Lo importante es tener un marco en el que tu sepas como lo sustituyes. Es un trabajo con mucha memoria.
- ¿ En cuánto tiempo se realizó ese trabajo?
- Empezamos el trabajo en el verano del 2006 y la exposición se abría el 5 de octubre del 2008. Esas son fechas inalterables. Nosotros cerramos el 11 de enero porque venía ya otra exposición. Las obras llegaron una semana antes, fue una verdadera angustia. El Naufrago que era la obra que venía de Francia nos llego un miércoles y el viernes no se trabajaba en Alemania porque era feriado. Había que montar todo antes del jueves a las 6 y 30 de la tarde, porque el sábado estaba cerrado y el domingo abríamos
- Hay distintas visiones frente a un trabajo como este, la de los compañeros de trabajo, el de los artistas, el público en general y la crítica. ¿Cómo fue la reacción de cada uno de estos sectores?
- En el equipo curador estábamos el director del museo, mi tutor y yo. Mi tutor solo está en verano en Heidelberg, pero estábamos en comunicación constante entre dos temas mi doctorado y el trabajo de la curaduría. El director del Museo, me dio mucha libertad y con ello una responsabilidad muy grande. Yo hacía sola las negociaciones, al final toda la cosa formal la hacía él, pero el contacto y el seguimiento lo hacía yo. Fue algo además con mucho respaldo y con mucha alegría por parte del equipo, yo veía como se emocionaban cuando llegaban las fotos, ese es un proceso que tienes que realizar directamente con los museos, que te autoricen, te den los derechos. Cada paso lo celebrábamos tanto. El equipo realmente excelente, trabajé con dos restauradoras la de la parte gráfica y la de la parte oleo. Muy profesionales, ellas son las que reciben las obras y hacen el protocolo de cómo se recibieron, es un trabajo muy delicado y muy rápido, porque recibimos 84 objetos en tres días. El esquema del montaje lo hicimos unas cuatro veces, así que cuando las obras llegan, ya tu sabes dónde van.
- ¿Cómo describirías al público?
- Muy interesante. Es muy observador, analítico. Yo me daba cuenta en las visitas guiadas, tuve que hacer muchas y buscas como acercarlos más. Yo describía la obra y cierta anécdota sobre ella, o sobre el artista. En la parte moderna expresaban todo, se producía la conversación a través del arte. Algo interesante es que la exposición fue muy visitada por físicos y médicos, claro, por el tema de la onda, la ola… Después que ese público tan crítico se desbordaba costaba pararlo. Las visitas guiadas eran de 45 minutos y tardaban 2 horas. Al final siempre venía la pregunta de donde yo era.
- ¿Y los críticos?
- Bueno, todos los periódicos de la región escribieron e hicieron alusión al hecho de que es primera vez que un doctorado se lleva a la práctica. Resaltaron que yo fuera venezolana y la forma de abordar el tema, que no es lo habitual.
- Ahora, ¿A dónde vas?
- Ya tengo otro tema, el director del museo está muy interesado. La idea se está madurando, es un tema bellísimo y por supuesto, me gustaría hacer una exposición aquí. Estoy armando en este momento una exposición de un venezolano que no es conocido, pero sé que va a despertar muchísimo interés
- Entonces, vas camino hacia la curaduría…
- Si, pero si hay algo que me interesa es la comunicación entre arte y literatura. No es que la una necesite de la otra, pero las dos pueden vivir allí

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