miércoles, 24 de junio de 2009

Alexis Pérez Luna


Alexis Pérez Luna

LA FOTOGRAFÍA CON ALMA

Las mujeres de Alexis Pérez Luna recorren la ciudad de norte a sur y de este a oeste. Casi de puntillas para no hacer bulla en su traslado y poder decir a voz en cuello, “presente”, cuando sea preciso. Bajo el título de Ancladas, su exposición en la que vemos maniquíes, niñas y la sombra persistente de esa mujer que ha quedado atrapada por el lente de su cámara, se ha movido del Ateneo de Caracas, a La Guayaba Verde en Los Palos Grandes. De una galería convencional a un restaurante y a la espera de continuar el camino en una ciudad fragmentada que puede ser dadora de grandes oportunidades, cuando a través de sus problemas de ciudad colapsada, especialmente en lo que se refiere al traslado de un lugar a otro se descubren las nuevas oportunidades.

Alexis está allí, delante de sus fotografías, todo pasión por lo que hace y desbordado en sus propias palabras que nos cuentan como en caudal, distintos ángulos de su transitar, hasta ser considerado sin que quepa la menor duda, uno de nuestros más importantes fotógrafos.

- Voy a comenzar por hacerte la pregunta más repetida y seguramente la más convencional de todas. ¿Qué es para ti la fotografía?

- Para mí la fotografía es una necesidad, fundamental y orgánica de comunicación. Funciona por un lado con una parte lógica, racional, que lo lleva a uno a fotografiar; pero eso inmediatamente desencadena otras necesidades. Los fotógrafos hacemos mucha catarsis y nos salen los demonios, ángeles, duendes, como los quieras llamar, en general los fotógrafos somos de larga vida, por lo que espero estar fotografiando los próximos cuarenta años. Para mí es una necesidad fundamental, los fotógrafos creo que somos obsesivos, compulsivos coleccionistas de recuerdos, de imágenes, de situaciones, de nostalgias, la fotografía es muchas veces un espejo, es una ventana a través de la cual uno mira. La fotografía alguien decía que es un espejo con memoria, así que todo lo que uno fotografía es porque lo está reconociendo ya como algo que ha existido, que ha formado parte de ese inmenso mundo que uno va captando. Imágenes para el recuerdo inspiradas en la música, en la literatura. Uno va conformando una imagen y creo que de allí viene esa obsesión, esa fabricación, real, sub real o del inconsciente que la consigue, la reconoce como de uno y ahí la fotografía.

- ¿Dónde comienza la división entre lo racional y lo emocional en la fotografía?

- Hay una parte muy racional, yo trabajo mucho en el registro de la memoria del país, porque me angustia la pérdida de los recuerdos, de haciendas antiguas, coloniales, casos, situaciones, costumbres del país y esas son cosas que tienen que quedar como parte de la formación de la memoria de un país. Pero hay cosas que hacen que esa inquietud se dispare sola, y digo dispare en todos los sentidos, orgánicamente, y hace que uno empiece compulsivamente a fotografiar llenas esas cámaras, los negativos, las tarjetas de memoria, de todas esas situaciones de vida que uno quiere reproducir después.

- ¿Qué buscas frente al público? ¿Hay una manera de dialogar?

- Si. Yo creo que los fotógrafos tenemos la necesidad de dialogo con el público, en la confirmación de la llegada de ese mensaje, inclusive corriendo el riesgo de la interpretación múltiple que se puede hacer a través de cada persona. Yo ahora, rompiendo con todo el tradicionalismo de la fotografía que indica que se debe ubicar la obra, lugar y fecha; decidí que las mías no tienen ubicación; de manera que obligo al espectador a que cada quien fabrique su propia historia con la foto. De modo que la foto de una hacienda, yo tengo la foto de una iglesia que me gusta mucho en San Francisco de Tiznado que desapareció bajo las aguas por la construcción de una represa, no las identifico y cada quien fabrica historias.

- ¿En esa búsqueda del encuentro y la identificación, qué tipo de historias has conseguido?

- Yo me he encontrado con historias impresionantes, yo me he encontrado con gente que expresa incluso, recuerdos que no eran de ellos, con historias que les han contado sus padres de Venezuela y la gente se relaciona con esa imagen. Yo soy muy nostálgico en mi trabajo y muchas veces me dicen, ¿Y cuando se te acabe la nostalgia? Bueno, pido prestada. Le pido prestado a los amigos, porque uno va llenando huecos en la historia de la vida.

- ¿Hay una búsqueda de amarrarte a las cosas, a la vida?

- Yo después de la muerte de mi papá y de mis tíos, porque mi mamá murió hace ya mucho tiempo, no encontré donde verificar ciertas historias que no me había preocupado por verificarlas a tiempo; entonces las inventé y creo que lo he hecho tan bien que muchas veces no deslindo, que no sé cuales son verdad y cuáles no; pero no importa. Estas son una de las tantas razones por las que yo fotografío y fotografío, siento que tengo muchas imágenes en la cabeza y es por eso que yo viajo mucho. Acabo de llegar de un viaje que fue muy impactante para mí, la India. Creo que me cambió mucho la vida, ver cómo se vive en esos lugares, encontrarse allí, ver como se relacionan. Después de yo venir de una ciudad tan convulsionada, tan difícil de moverse, de fotografiar, cuando vas a la India, donde tomas la foto que tú quieres y que la respuesta de todo el mundo sea una sonrisa es impresionante. A pesar de que uno los ve a ellos en una situación social bastante complicada, porque viven en la calle, duermen en la calle, tienen muchas necesidades fundamentales por lo menos desde la visión occidental, pero la respuesta para todo es una sonrisa. Entonces una ciudad como Nueva Delhi que tiene 26 millones de habitantes y que en las calles circula una cantidad enorme de gente, en todo tipo de vehículo, porque te pasa por el lado igual un carrito, un camello, una vaca, no hay semáforo, no hay leyes de tránsito, pero no hay choques, no hay peleas, nadie se insulta, todo el mundo circula comunicándose una gran paz; eso es realmente impactante para uno que está acostumbrado a la paranoia, a la defensa del fotografiar y que uno tiene que asumir la responsabilidad del ser fotografiado. Allí te sientes libre de fotografiar y permitirse ese juego entre lo que uno es y lo que uno siente.

- ¿La búsqueda de atrapar lo que te rodea en la fotografía, entonces es algo recurrente, independientemente de dónde te encuentres…

- - Yo he tenido muchas pérdidas en mi vida, la pérdida de mis padres, de mis tíos, de mis parejas por conflicto y tengo una gran necesidad de construir, quizá por eso en mis fotos los personajes son como pasajeros, en muy pocos casos miran la cámara. Siento que tengo muchas situaciones de vida, no resueltas. Hay mucho dolor, unos padres que sufrieron la guerra, huyeron de Rusia, de Alemania en la guerra franco prusiana, entonces, la historia de vida de mis padres y mis abuelos ha sido muy trágica, toda esa terrible pre-guerra; guerra y post guerra. Yo fui una vez a España tratando de encontrar la historia, los orígenes y fue tan terrible que cerré ese capítulo. Entre las últimas cosas que sufrió mi padre fue la guerra civil y eso es terrible, allí no sufren solo los soldados sufre todo el mundo. La gente habla muy a la ligera de posibilidades de guerra civil en nuestro país o en Latinoamérica y eso es terrible. Ojalá no lo tengamos que vivir nunca, porque yo viví las consecuencias de eso y del exilio, que aunque llegues a un país muy generoso siempre es muy duro. Todo ese cúmulo de situaciones que están adentro no sé en qué espacio, no sé si llamarlo el subconsciente, tienen la necesidad de encontrar imágenes que satisfagan las necesidades de esos monstros que están allí adentro y que no logran salir y allí la explicación de por qué soy un obsesivo buscador de imágenes, de recuerdos y de fabricar cosas sólidas. Quizá también de allí viene mi preocupación por crear cosas sólidas, que haya un imaginario sobre la historia de un país.

DEL ARTE A LA TÉCNICA O DE LA TÉCNICA AL ARTE

- Ya tengo 41 años desde que ingresé en mi trabajo, como reportero gráfico de El Nacional. Pero desde el año 64 ya yo era fotógrafo de la cartelera del Club de Excursionistas del Liceo Andrés Bello. Ahí ya yo sabía a pesar de estudiar administración y economía en la Central que yo estaba atrapado por la fotografía. Yo estudiaba respondiendo a esas cosas clásicas de la familia, de un padre español que quería que sus hijos fueran profesionales dentro de las carreras tradicionales, pero dejé la administración y me dediqué a trabajar como fotógrafo hasta el día de hoy.

- Toda esa experiencia da un bagaje que permite acercarse a las cosas de una forma distinta, hoy ¿cómo percibes la cámara digital, cuando tu formación y experiencia están soportadas en la cámara tradicional?

- Ninguna, en realidad ninguna. No entiendo la discusión tan fuerte sobre este tema. Yo pelee al principio pero fue una pelea generacional, por la dificultad con lo tecnológico, de entender una cantidad de mecanismos. Pero una vez que uno los entiende, te das cuenta que si existe un soporte, que en lugar de haber un acetato, una película, existe una tarjetica. Yo soy muy romántico en ese sentido. Yo disfrutaba mucho eso de acariciar el papel de fibra, la copia única que solamente la hace uno porque hay una cantidad de cosas que se confabulan en el laboratorio, desde la temperatura del laboratorio, la temperatura de los químicos, esa es una parte muy romántica que quizá la fotografía digital no tiene. Pero lo verdaderamente importante es la fotografía, la imagen, lo que se expresa, quizá hay una cierta perdida en la calidad tonal, en el blanco y negro, hay cosas que se están superando, la calidad de impresión es excelente.

- ¿Se puede crear una obra de arte en una milésima de segundo?

- Por supuesto que sí. La historia lo ha demostrado, lo que pasa es que se nos ve como los hijos pequeños del arte. El mismo hecho de que no sea una obra única, puesto que tiene capacidad de reproducirse, sufre riesgos de permanencia en el tiempo por los productos químicos, por la impresión; sin embargo; yo creo que la pintura también ha sufrido de eso. Todas son consideraciones que no deben tomarse en cuenta y hay que pensar que la fotografía es un medio comunicativo muy fuerte y sobre todo que si viene de ese aparato tan lógico y tan mecánico, hay un autor. Con todo el peso que tiene un autor. En este caso son los reporteros gráficos los que reciben mayores críticas porque son considerados solamente como los informantes de un suceso, pero lo cierto es que no deja de haber un autor ahí, o como sucede con los fotógrafos de deporte, que a veces no hacen una buena foto, porque no les gusta lo que están fotografiando. Yo tengo que reconocer que yo fui un fotógrafo privilegiado, porque trabajé en las páginas de cultura, donde hay un doble juego en la fotografía que uno hace de un artista. De hecho Vasco Szinetar quien fotografió mucho a los escritores, lograba intercambios de libros por fotos, eso quiere decir que el escritor consideraba que también estaba recibiendo una obra de arte

- ¿Y en esa experiencia de reportero gráfico, aunque haya sido en el área cultural, tuviste alguna experiencia que te haya marcado porque no se le diera a la fotografía su justo valor?

- Una vez me asignaron como fotógrafo de Juan Carlos Palenzuela, para una entrevista que iba a realizar a José Antonio Calcaño. Yo siempre que voy a tomar una fotografía, me gusta llegar mucho antes, para ver la luz, el lugar, comunicarme con los entrevistados para ver qué sucede y resulta que él me recibió muy mal, porque no le gustaba la fotografía, la consideraba totalmente innecesaria y me lo dijo. Para él era suficiente con la entrevista, yo le expliqué que para un diario como El Nacional era necesaria la fotografía. Yo me sentí tan incomodo que pensé: lo voy a fregar; creo que es la única vez que me ha ocurrido algo así. Preparé el escenario, moví sillas; puse sillas en fila muy solitarias porque el ya estaba bastante mayor y esperé el momento, donde estaba con la mirada baja, quizá en un momento de reflexión o porque no recordaba algo, sobre lo que le había preguntado el periodista y ahí tomé la foto, la cual salió terrible, muy dura, muy trágica, con una luz que le daba de lado en un gran contraste, la foto fue publicada por El Nacional y él se murió a las dos semanas.

ANCLADAS, LA VUELTA A LA MUJER

- ¿Por qué Ancladas, qué hallaste en ellas, qué estás sujetando allí?

- Esta exposición está formada por tres temas, niñas, mujeres y maniquíes, los créditos hay que dárselos a quien los debe tener y es Miriam Kasen, una poeta de Maracay junto a un médico psiquiatra Pedro Téllez, quienes en el momento en el que yo trabajaba en el Instituto de Altos Estudios de Medicina Arnaldo Gabaldón, viendo esos tres trabajos en mi pagina web decidieron que querían hacer una exposición y le pusieron ese nombre de Ancladas. Si bien en mi trabajo de toda la vida, la mujer ha estado siempre muy presente es con el comienzo de mi relación con Marisela Fuentes y con su mamá Esperanza Vera, una luchadora; ambas fuertemente luchadoras femeninas, cuando yo tomo conciencia que había trabajado siempre con la mujer, sin tener esa claridad de género como ellas me lo han enseñado. Yo he trabajado la mujer heroica del día a día, la del interior, la del trabajo duro. Así se arma esta reflexión de lo femenino, sobre esa utilización de la mujer en lo publicitario, utilizada para vender, con esa cosa tan ofensiva como es sobre todo la publicidad en licores donde al ser comparado el licor con una mujer, es utilizado y después desechado. Eso te da el símbolo de un cuerpo utilizado y desechado, cosa que me parece espantosa, sobre todo en un Siglo donde la mujer ha demostrado su participación tan activa, su inteligencia. De allí que hagamos referencia a ese anclaje que tiene todavía la mujer frente a una cantidad de estereotipos sociales

- Con esta exposición se ratifica también tu interés por el uso de lugares no convencionales…

- Si. Otra cosa importante es la utilización de los lugares alternativos, yo empecé a utilizar espacios no convencionales porque es muy difícil el tema de los lugares, el de las galerías donde hay una relación comercial que se hace muy difícil con la fotografía y además es la búsqueda de un público distinto, un público que no se espera ver una obra de arte, la gente siempre ve aun en los restaurantes las imágenes que están en la pared y después se van con lo que esas imágenes les dejan. Hoy en día hay muchos sitios incorporados a la muestra de fotografías; los sitios de paso son lugares ideales, porque así se disminuye eso que le pasa a la fotografía, cuando se asume como obra de arte, en un museo, donde se anquilosa un poco, en otro tipo de lugar las ves de una forma diferente. A mí me gusta mucho más este concepto.

- Con esta nueva muestra de Ancladas, se ratifica tu constante actividad, expones, publicas….

Sí, es que hay una angustia que me viene con la edad y es la pérdida. Sobre todo me afectó la perdida de muchos amigos fotógrafos, de Sebastián Garrido quien murió de manera extemporánea y otros muchos como Félix Molina, Luigi Scotto, Roberto Fontana, hay entonces archivos que se perdieron y eso me produce una angustia terrible y es por eso que estoy publicando lo más posible. Acaba de salir el libro “Mirando el tiempo que resiste”, porque el libro si queda, a veces con respaldo, a veces con financiamiento propio, la distribución la hacemos Marisela y yo, lo vendemos casi al costo con la idea de recuperar lo invertido para volver a publicar y cuento con mi pagina web www.alexisperezluna.com para entregarle mi fotografía al mundo

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