miércoles, 28 de julio de 2010

Fina Torres:


HACER CINE ES COMO UNA BATALLA

Por: Inés Muñoz Aguirre

Habana Eva es la película estrella de la cinematografía venezolana para este mes de julio. Mes de su estreno, en el que nos acerca a entender que nuestro cine, porque aunque se haya filmado en Cuba con la participación de excelentes actores cubanos, es nuestra porque la produce La Villa del Cine, cuenta con la participación de dos de nuestros jóvenes talentos como lo son Prakriti Maduro y Juan Carlos García y es una creación como autora y directora de nuestra cineasta más internacional FINA TORRES. Habana Eva la trae de nuevo a nuestras pantallas, después de que sus películas Oriana, Mecánicas Celestes y Woman on top hayan definido una línea en su trabajo que tiene que ver con los temas abordados, la calidad, la fotografía y el uso de imágenes y símbolos que hablan no solo de una cineasta exigente, sino de una mujer preparada que afronta el cine como un reto permanente.

-Una de las preguntas casi obligatoria al hablar de esta película porque para un director de cine es siempre muy importante su relación con el entorno en el cual trabaja, es ¿Cómo definirías tu relación con La Habana?
-Desde que fui a Cuba por primera vez en el año 85 con Oriana para el Festival de Cine quedé absolutamente impactada por lo visual de La Habana y de la isla en general. En ese momento me dije yo tengo que filmar una película aquí. Estuve a punto de filmar en el 86 una película que desgraciadamente no se hizo por cuestiones económicas. Todo era tan espectacular, realmente, porque era como la Caracas de mi infancia.  Yo nací en los años 50; Caracas era otra ciudad. Después de los 70 como consecuencia del  gran boom económico hubo una transformación y se perdió mucho de esa cosa de la Venezuela de antes, que es lo que yo hice con Oriana fijar con desesperación un mundo que se fue.
-¿Cómo aparece Habana Eva en tu vida?
-Habana Eva llega a mis manos a través de unos franceses.  A mí me contactan unos productores diciéndome que tienen ese guión, que tienen  todo el dinero del mundo para hacer la película, que tienen todo el financiamiento y me preguntan que si la quiero dirigir. Cuando leo el guión les digo que yo tengo que re-escribirlo porque aunque hay cosas que me gustan hay cosas que son explotables, yo necesito darle mi vuelta. Empiezo a trabajar el guión con muy poquito dinero, con nada.  Consigo un guionista en Cuba, cuando por fin tenemos el guión listo y decimos bueno vamos a darle, entonces no había financiamiento
- ¿Cómo eliges a un guionista cubano?
- Porque como la película pasa en Cuba y yo siempre quiero ir con lo autentico, no voy a trabajar con un guionista de otro país que no conoce la situación cubana y todos los intríngulis. Era necesario un cubano que es quien le va a dar toda la sazón y no hacerlo desde afuera que queda artificial y ridículo, fue así como empecé a trabajar con Julio.  Cuando descubrimos que el tema del financiamiento no era serio, yo ya tenía dos años trabajando el guión, entonces, esas son las cosas que tú dices, no lo voy a soltar porque yo he invertido dos años en esta cosa y estoy mordida por el tema. Empezó entonces un proceso de negociación con los franceses para que nos dieran los derechos y  la búsqueda de financiamiento. Todo un trabajo que fue bien complicado. Fue como un karma.
-Fíjate que mucha gente podría pensar que La Villa del Cine te llamó para que hicieras esta película y resulta que es lo contrario, fuiste tú quien trabajó duramente para conseguir un productor…
-Si. Después de mucha vuelta logramos hacer una co-producción entre Venezuela y Cuba. Metí el guión en el CENAC y no gustó, lo metí en La Villa del Cine que estaba empezando y como La Villa tenía una gran conexión con Cuba y yo conocía contactos con el ICAE, conseguí hacer una co-producción entre ambos y finalmente la película tomó vida. Desde el primer momento fue un proyecto que caminó contra viento y marea, yo me empeciné con ese guión por Cuba, porque la llama la tenía como dije,  desde el 85 y yo soy muy consecuente con las cosas que me fascinan. Tarde o temprano termino haciendo lo que quiero y yo creo que por eso insistí tanto en ese proyecto, porque a su vez siempre tuvo el viento en contra. Creo que es un milagro que vayamos a estrenarla.


UNA HISTORIA SOBRE OTRA.
La historia refleja la vida cotidiana de una pareja que trabaja a diario para subsistir en un modo de vida que los ha atrapado en la rutina. Ella trabaja todo el día en una línea de producción de trajes de novia, unos trajes que dan poca alternativa a los sueños y él, sabemos que tiene mucho tiempo construyendo ladrillo a ladrillo, la casa que algún día no se sabe cuándo, los albergará como pareja. Lo cotidiano de la historia llega a su fin cuando aparece un apuesto fotógrafo que crea expectativas, que le imprime al día a día de la protagonista un ritmo diferente. De Habana Eva podríamos decir muchas cosas porque es una película cargada de tantos símbolos como de colores, de tantas nostalgias como de la búsqueda de un mejor futuro, de detalles que sobresaltan si se sabe leer entre líneas.
-¿Si te pidiera sintetizar la historia, qué nos dirías?
-Bueno, como siempre en mis películas, esta es la historia de una mujer que pasa de ser una persona, sin rumbo fijo, sin horizonte, entregada a una realidad, con el techo bajo, a de pronto romper con todo y convertirse en una mujer emprendedora que rompe una cantidad de barreras y convenciones
-Creo que en esta película hay una historia, y otra y otra, así que encuentro que hay un tema que tiene mucho que ver con nuestra realidad actual. Enfrentas al personaje femenino a tener que elegir y a veces el elegir se te vuelve una tragedia. Allí vas a confrontar al venezolano actual porque nos encontramos en una situación en la que pareciera que para estar bien hay que elegir; hacia  un lado o hacia el otro. ¿Cómo percibes que los giros de la vida te pongan con una película como esta en un momento tan particular?
-Yo me siento como Eva y reivindico su derecho a aspirar a un mundo mejor. ¿Cómo haces si te fuerzan a elegir blanco o negro  y tu quieres un mundo mejor. Un mundo que lo ves quizá en otro tono, que lo ves en un tono de gris…
- Exactamente eso te iba a decir, porque la realidad a lo mejor, no está ni en el blanco, ni en el negro. ¿Crees entonces, que tu película puede llevarnos a reflexionar sobre eso?
-Yo espero. Claro, yo espero, aunque esta es una película muy light.
-Tocas el tema de la propiedad, para mi ese es el tema más álgido en este momento en el país, es un tema muy delicado
-Que interesante porque ese es el tema que más nos interesaba en el momento en que estábamos escribiendo el guión. Escribíamos justo en el momento en que Fidel se enfermó y se creó una gran expectativa de un cambio, tanto fuera como dentro de la isla. Eso generó que los cubanos que se exilaron hace mucho tiempo y que dejaron sus propiedades se plantearan la expectativa de recuperarlas, entonces el gran tema era de quien es la propiedad, del qué se fue hace 50 años y la tuvo que dejar o del que está 50 años en ella, viviendo. En realidad, los dos tienen derecho moral sobre ella, entonces, cómo resuelves esa ecuación. Hay otros países que han pasado por eso y hay documentos muy interesantes de cómo, por ejemplo, resolvieron eso. Se buscan arreglos, al antiguo dueño se le da una compensación porque es muy difícil arrancar a una persona que tienes varias generaciones viviendo en una casa y el problema no es culpa de ellos, porque se la asignaron, se la dieron… Es un caso moral, porque el que la abandonó también te dice que no lo hizo porque quiso, sino porque la situación no le permitía permanecer, pero el hecho de que yo me vaya, no quiere decir que el castigo sea que yo pierda mi propiedad. Es muy complicado. Después las cosas fueron cambiando en el guión, porque un guión es algo muy vivo que responde a cómo van pasando cosas, a una dinámica y al final llegamos al planteamiento de lo que vive una persona cuando tiene que escoger, que puede ser entre el quedarte o irte, entre el blanco o el negro, en dos situaciones extremas y casi opuestas, lo cual quiere decir que porque sean opuestas no son totalmente negativas. Eso es muy importante saberlo, los dos extremos tienen cosas buenas y cosas malas, lo que no es justo es que yo tenga que tragarme el paquete de malo que lleva esto o aquello. ¿Por qué me tienen que obligar a aceptar, uno o lo otro?
-Allí está implícito el tema de la libertad cuando está planteado el trabajo de ella, el cómo tiene que trabajar en una línea de producción donde todo es igual, pero ella sueña con otra cosa lo cual también lleva al planteamiento de qué gracias al pensamiento el ser humano siempre va a ser libre, lo sujetes como lo sujetes, porque la mente del ser humano, sus deseos y sus sueños, nunca los puedes amarrar.
-Exactamente, eso y el riesgo que se corre en cualquier parte del mundo y en cualquier sistema, cuando tu quieres ser diferente y original. Siempre se paga un precio.
-Después de 15 años regresas al país, con Habana Eva. ¿qué esperas del público venezolano?
-No sé, porque todo cambia, el público, el país, los tiempos. Cuando yo hago películas lo hago porque trato de comunicar algo que me es importante y puede ser en forma de comedia, en forma de drama, de lo que sea, pero son cosas que me conciernen directamente. Esta película tiene un mensaje y el será captando como lo quiera cada persona. Yo siempre dejo unos finales abiertos como en Oriana, que el final es abierto, en Mecánicas también, en Woman on Top el final no era mío, yo lo hubiera dejado abierto y ahora tengo un final controversial, así que yo no sé como lo van a recibir porque además estamos en un periodo en el que estamos muy polarizados por la política. Es una película filmada en Cuba y aunque esta película no es política, no maneja un tema de denuncia, en toda acción siempre hay una cosa que tu puedes interpretar como política, depende de cada cual. Yo defiendo los valores que yo considero importantes. Ahí están, los ves o no los ves, les das la vuelta que quieras porque eso es apreciación de cada cual.
- ¿Cada tema que abordas es un nuevo empezar?
- Totalmente. Eso tiene esta profesión. En eso es muy ingrata, porque pareciera que no importa lo que hayas hecho, siempre tienes que empezar de cero.


DE LO QUE VEMOS A LO QUE HAY DETRAS
Sin duda Habana Eva es una película que genera expectativas, no sólo por el tema su dirección está a cargo de quien se atrevió a romper varios esquemas en el cine venezolano y nos permitió entender que somos capaces de generar trabajos de gran calidad. Fina Torres saborea el té que se toma cuando ya tenemos más de una hora conversando y nos permite acercarnos a través de su experiencia y conocimiento a ese otro lado que como espectadores, a veces, no somos capaces de imaginar.

- Podríamos decir que Habana Eva, es una película esperada…
-Hay muchas películas venezolanas que se han estado estrenando permanentemente y hay un acuerdo de que no se pueden estrenar dos películas venezolanas a la vez, porque en realidad el cine venezolano está considerado un género en sí mismo, no importa que sea comedia o tragedia, es un genero. Hay que tener entre una y otra un espacio de dos semanas. Ibamos a estrenar en mayo, pero obviamente tenía que estar listo el proceso de las copias, después venía el mundial de futbol y estreno de películas como Sex and the city II, y películas como “Hermanos” de Marcel Rasquin y finalmente llegamos al 23 de julio, aunque una semana antes se estrena otra película que es Sheila
-¿Cómo fue tu vivencia como directora en esta película?
-La verdad es que yo no me puedo quejar. Un trabajo de filmación es un trabajo muy duro en cualquier parte, tengas el equipo que tengas. Es como un maratón, es una batalla, tienes que ir contra el tiempo, contra la realidad económica. Tienes que trabajar 15 horas diarias, no tienes descanso y cómo director es muy fuerte porque tienes que estar coordinando y respondiendo a las necesidades de mucha gente a la vez. Es agotador. Que en Cuba pueda ser un poco más complicado por la situación económica de Cuba, exactamente, pero por otra parte la gente es maravillosa, los quiero mucho. El equipo me dio mucho apoyo, aunque en un equipo siempre hay de todo porque es una muestra pequeña de la humanidad. Una cosa compensa a la otra, filmamos en una época de muchísimo calor,  es más lento todo, son equipos mucho más grandes, pero si veo en retrospectiva, con la filmación en Cuba, la filmación en Brasil, en Estados unidos, en Francia y Venezuela; te juro que me parecen todas iguales. Donde quiera que haya filmado siempre ha sido duro, porque es ir contra una realidad, es una batalla.
- ¿Cuántas veces hiciste la cámara?
-Creo que la hice como en un 75%. Bastante la verdad, yo empecé como camarógrafa y en esta película hay momentos en los que necesité tener un poquito más de control de la imagen. No sé cómo explicar eso. Yo soy muy maniática; soy muy perfeccionista en ciertas cosas. Toda la educación que he tenido en fotografía me lleva a ser súper exigente con el encuadre, pero de milímetros. Trabajamos con dos cámaras, lo que te hace todo más complicado porque estás pendiente de dos encuadres, dos tomas, de los actores, todo dos veces. Por eso también se me hizo más fácil tener yo una de las cámaras, no tenía que estar explicando y fue una necesidad. Casi el 60% de la película tuvimos dos cámaras.
-¿Tengo entendido que esta es tu primera película en HD, cómo fue esta experiencia técnica, que además es un área que influye de forma definitiva en la calidad final?
-Bueno, fue muy interesante. Por supuesto, yo en principio estaba negada. Eso fue un gran conflicto para mi, con mis productores. Pero tuve que entender que todo lo que han hecho para La Villa ha sido en HD. Razoné y me dije que tenía que tomarlo como una lección y que en lugar de quedarme en el pasado, en el 35mm, me debía lanzar. Por supuesto, cuando no eres tan experimentado con algo te pasan pequeños problemas, como un fuera de foco porque la cámara 900 en situaciones de mucho calor o de humedad se le va lo que llaman el back focus. Hay que estar permanentemente controlándola y como las pantallas de control son pequeñas no lo ves, porque es algo muy ligero, solo lo ves cuando amplías. Yo al principio vi imágenes soft o blandas, pero me decían que se debía al monitor que era análogo. Incluso hubo un momento en que paré una filmación, revisaron y me dijeron que estaba perfecto. Yo asumí, bueno seré yo que estoy vieja, que tengo presbicia y dije sigamos. Resulta que si estaba fuera de foco  y que no era presbicia, pero bueno son gajes del oficio
-¿Y qué sacas de positivo del HD?
-Bueno, es una realidad impostergable. ¿Qué vamos a hacer? El cine está, va hacia eso. Están haciendo mejores cámaras, nosotros trabajamos con la 900, ahora vino la F26 y ya la Sony trajo otra con mejor sensibilidad, mejor definición, mejor todo. Hay cámaras con una sensibilidad cada vez más cercana al 35.
- ¿Y cómo crees que influye el trabajo en este formato a nivel de los costos?
- Hay quienes dicen que es más barato. Yo creo que es relativo; porque sí, es más barato a la hora de filmar pero la 35 es autónoma, la montas, la quitas, la ruedas y no tienes que estarla cableando. Con el HD, hay toda una puesta en marcha que quita tiempo.  Es cierto que tienes un negativo digital que después lo conviertes, y por supuesto la corrección de colores, todo lo haces directo. Claro, yo prefiero el 35 porque soy de la vieja escuela, me gusta la textura, la sensibilidad, el olor.
-¿Cómo definirías la experiencia de trabajar con la producción de La Villa del Cine?
-La villa se ha portado conmigo super bien. Me permitió hacer mi película con toda la libertad del mundo para hacerla como yo quería. Nunca me impidieron nada, ni me censuraron nada. Los problemas de producción que he tenido, son los problemas típicos de cualquier producción.
- ¿Cual debe ser el compromiso del cine con su país?
-Yo creo que el cine de un país es como el reflejo del alma de ese país. El compromiso de los cineastas con el país debe ser el darnos a nosotros mismos una imagen más universal de lo que somos y no encajonarnos en un cierto tipo de imagen.  Aquí hay muchas historias, muchos mundos y todos ameritan ser contados. Creo que hay un gran reto porque el cine latinoamericano se ha ido desarrollando a pasos de gigante, el cine argentino; el mexicano, peruano, colombiano, brasilero, incluso el cubano. Nosotros teniendo una economía un poquito más fuerte que los demás, creo que nos toca también dejar una huella en el mundo. Creo que la producción ha mejorado muchísimo. Hay muchas más películas. Hay un movimiento pero como se decía en el 68 en el mayo francés,  seamos exigentes; exijamos lo imposible. Vamos a hacer más. Creemos verdaderamente un movimiento de cine venezolano con todas sus complejidades y con todos sus colores.

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