miércoles, 24 de junio de 2009

CARLOTA MARTINEZ:



“ LA ESCRITURA ES UN PROCESO QUE REQUIERE TIEMPO”

Por: Inés Muñoz Aguirre

Carlota Martínez se ha destacado en su papel de investigadora y docente del teatro venezolano y en especial de la dramaturgia, porque ella es dramaturgo, así como es la directora de investigación del Instituto Universitario de Teatro (IUDET). También es madre y esposa, una luchadora persistente entre el quehacer diario, el trabajo y el tratar de atajar los fantasmas que la rodean cargados de historias, costumbres y tradiciones familiares. Su presencia en el teatro se hace notoria como actriz, a través de una imagen inolvidable porque representaba a una virgen, en la obra de teatro “Gracias José Gregorio Hernández por los favores recibidos de Rodolfo Santana…

- En ese momento yo era la Virgen de Coromoto. Fue un papel mágico, un personaje ligado a la religiosidad del venezolano, al inconsciente colectivo, es nuestra madre, la patrona de los venezolanos. Yo bajaba por una gran escalera, rodeada de angeles, fue una experiencia maravillosa, realmente increíble. Ya yo había hecho antes con Enrique Porte, otro trabajo muy interesante que fue producto del primer taller del actor, que hizo Enrique. Se llamaba El Sagrado Corazón de la Cochina.

- ¿ En ese momento ya estás escribiendo?

- No, pero a mi siempre me interesó la escritura. Cuando entro a la universidad tomo una carrera un poco influenciada por los padres, que fue biología. Empiezo en la Escuela de Ciencias, en el primer semestre estudio matemática, física, química y lógica. Yo trataba de resolver una serie de problemas que no tenían nada que ver con la biología que yo imaginaba de animales y el universo preciso. Así que fracaso y voy a orientación donde digo que quiero letras o antropología, me hicieron un test y me dijeron que también podía estudiar sociología que fue lo que estudié. Pero las letras son mi gran sueño, cuando Caldera cierra la universidad yo entro en contacto con el teatro, al salir de sociología entro en contacto con Enrique Porte a quien le dije que me interesaba escribir y la actuación, como tenía que empezar con una cosa lo hago como actriz y cuando entro en contacto con Rodolfo Santana, en un taller en el Celarg en el año 82 lo hago porque el dice por el contacto que teníamos que piensa que yo podría ser una escritora. Entrego algo muy elemental y eso permite mi contacto con la escritura realmente. Nos pide a cada uno un proyecto, soy la ultima en entregar y tanto a él como a Nestor Caballero les encantó. El Trabajo era “Que Dios la tenga en la Gloria”, ellos me incitan a que la termine y viene el concurso de AVEPROTE. Esa coyuntura fue muy favorecedora, mando mi primera obra y la escogen. Se hizo la publicación de 20 piezas, entre ellas había también una pieza de Inés Muñoz Aguirre y escogieron de las mujeres dos obras para montar, la de Perla Vonasek y la mía. Mi obra la dirigió Jorge Godoy.

- Esto se realizó con motivo del Festival Nacional de Teatro…

- Este fue prácticamente el último Festival Nacional de Teatro, posteriormente se hizo otro festival con otras características, pero un festival donde los escritores fueran con propuestas de obras de dramaturgos nacionales, desde el año 83 para acá no se ha hecho prácticamente nada. No ha habido forma ni manera de que se rescate el espacio del Festival Nacional, que era un espacio importante.

- ¿Por qué el tema de “Que Dios la tenga en la gloria”?

- A veces a uno como escritor le cuesta decir porque uno escribe ciertas cosas, pero con el correr del tiempo una va distanciándose de lo que hace y nutriéndose de lo que otros dicen de ti, de lo que conoces de otros dramaturgos: Creo que siempre las primeras obras tienen mucho de uno, de sus contactos familiares, de la historia personal que siempre está bañando mucho el contexto de las piezas. Esa obra tiene muchos elementos de una historia familiar, que también está conectada con Venezuela. A mi esa línea de lo criollo y lo venezolano me interesa mucho, me interesaba lo femenino vinculado a la creatividad, lo que es el mundo de la mujer que espera siempre por alguien que la ame y que no es capaz de vivir su verdadera soledad creadora. Yo lo traté de manifestar un poco en el personaje de Clara que ella está siempre esperando a alguien que venga y que nunca llega y al final ella queda en ese mundo de imaginación y de cierta locura, tocando un violín y unos instrumentos imaginarios. Eso es un paso a conquistar por la mujer. En ese momento me interesaba que estaba pasando conmigo como creadora, como me afectaba ser mujer, como lo afecta a uno para la creación y para detentar espacios de poder en lo que uno hace. La compañía, el amor terminan a veces estando por encima de sus proyectos personales.

- Después de esta obra viene una pieza que se llama “La última recta final”

- Si. Esta pieza la escribí en el año 88.

- Pasaron 6 años entre una pieza y otra

- Si, parece mentira pero esa pieza la había yo concebido mucho antes, porque yo soy de procesos a veces un tanto lentos. Hay cosas que yo concibo en un momento determinado y puede ser que eso “reviente” mucho tiempo después, pero cuando hay fantasmas que me persiguen, eso está ahí. La idea de La última recta final, es del año 82, pero yo la retomo en el año 88, cuando hago una primera versión. Ese año me llama Rodolfo Santana y me dice que estoy invitada a un congreso sobre la dramaturgia venezolana y de cómo trabajaba el creador, me pregunta si yo tenía otra obra y le digo que sí, es así como me pongo a terminarla. La presenté en el congreso, después se hace una lectura dramatizada en el Ateneo de Caracas. Fue muy interesante porque eran piezas en proceso que se analizaban con la participación de los actores y después con el público. Hago una segunda versión y con los años la mando a FUNDARTE donde me dicen que están seleccionando obras para publicar, la seleccionan y la publican junto con “Que Dios la tenga en la Gloria”. En el año 2001 se hace una lectura dramatizada con un pequeño subsidio con el que no se podía hacer el montaje, eso es lo que ha propiciado este tipo de lectura, no sólo en Venezuela sino a nivel mundial. Alfredo mi esposo dirigió, hicimos la pista, programa, una cantidad de cosas, pero esa es una pieza que no ha sido montada en realidad.

- Estas tocando un aspecto muy importante que es que en Venezuela si el dramaturgo no se ocupa, difícilmente se verá su obra sobre un escenario

- Eso a mi modo de ver es un problema, siempre he estado en medio del conflicto. Es muy difícil vivir de la escritura y uno termina siempre haciendo otras cosas. Yo me he dedicado a la docencia, a los aspectos administrativos de la educación. En otras áreas relacionadas con el teatro pero que ocupan gran parte de mi tiempo. Es así, uno tiene que ocuparse de la escritura y ocuparse de producir también. Eso te coloca en una situación bastante difícil, porque hasta dónde un escritor tiene deseos de ponerse a producir su propia obra, buscar actores, dinero. ¿ Ese es un territorio para el escritor? En un artículo que escribí para la revista Ollantay de Nueva York, hice un artículo que se llama “La dramaturgia en el corral” yo decía que debido a los bajos recursos, ha cambiado también el estilo de gerenciar y de hacer teatro.

- Si, el problema es que si te tienes que dedicar a otras cosas, cada vez te queda menos tiempo para escribir.

- Exactamente, y el problema es que la escritura es un proceso que requiere tiempo, sobre todo para aquel que se compromete con la escritura más que con el comercio, hay que diferenciar los dos grupos, hay quienes trabajan por encargo, respondiendo a unos parámetros que complacen el gusto del publico

- Ese es un tema muy de nuestro teatro contemporáneo, se hacen obras para llenar las salas, donde el público pasará hora y cuarto muerto de la risa y esta parte de la dramaturgia más comprometida…

- Esa escritura donde el dramaturgo está más con sus fantasmas, sus cosas y eso requiere de cierto tiempo, cierta maduración. A mi me parece que tuvimos un momento muy interesante en la dramaturgia venezolana que fue justamente cuando Rodolfo Santana estuvo frente a AVEPROTE, generó unos espacios de mediación que de alguna manera estimularon a la dramaturgia. En esos momentos surgen una serie de dramaturgos jóvenes entre los que estamos tu yo, está Thais Erminy, Perla Vonasek, Carlos Fraga, e independientemente de que después viene una especie de filtro, si creo que hubo un momento que yo muchas veces he añorado. Había confrontación, dialogo, eran diversos dramaturgos escribiendo piezas, compartiendo ideas.

- Además, cuando uno ve su primera pieza en un libro, ese es un estimulo muy grande para seguir escribiendo, así como te sucede lo contrario cuando lo único que haces es escribir y acumular papeles en una gaveta, pero bien, 20 años después ¿que puntos hay de encuentro y desencuentro con ese texto?

- Ella es una historia sencilla con idas y venidas en el tiempo, con un manejo de planos que hacía que la anécdota se revalorizara. Una de las cosas que a mi me pareció fantástica en el momento en que se monta la pieza es que yo me quedé sorprendida. Rebasó lo que yo pensé que se podía hacer con la pieza. Fue un hecho mágico sentir que el teatro es una confluencia de elementos, de aspectos, el actor, el diseñador y cada uno tiene como su propia escritura a partir del texto. Muchos años después tu logras entender que hay un contacto también con todas estas personas jóvenes porque hay una serie de personajes, de arquetipos, que forman parte de todos nosotros. Claro yo siento que el lenguaje ha cambiado y que las temáticas en Venezuela, su problemática y la situación de la propia dramaturgia, hace que tu empieces a revisar tus propias propuestas, las ideas y creo que a veces algunos dramaturgos dejan de escribir por eso, porque se ven obligados a transformarse con el cambio del entorno, de las ideologías, de la problemática del país.

- ¿Cómo crees que el escritor debe vivir su proceso?

- Yo creo que la labor del escritor la tiene que hacer solo, pienso que el teatro efectivamente es quizá la que de las artes de la escritura se da a partir de un colectivo. Si yo tuviera algo de afuera, que me llama, que me estimula, yo escribiría más. A veces el hecho de estar solo, es un tanto desmotivador porque tu dices, bueno, escribir pero después hay que montar y te das cuenta de lo problemático, vas entonces como posponiendo cosas.

- ¿Estás escribiendo algo en la actualidad?

- Ahora estoy terminando una obra infantil que se llama “Buscando a Selene” . Fíjate que este proceso se ha dado porque le hablé de la pieza a una alumna que estaba planteando como su trabajo el diseño de una escenografía infantil, yo le puse a la orden mi pieza y de la interrelación que hemos tenido se ha ido terminando la pieza. El hecho de que ella está esperando por la pieza, me lleva a mí a terminarla. Yo tengo varias piezas que están allí, cosas que me rondan, porque cuando algo se te instala como imágenes recurrentes, estas te persiguen durante años hasta que tu logras darles alguna forma. El escritor trabaja con ese material, con los fantasmas que lo persiguen. Siento que no he escrito quizá todo lo que la gente hubiera podido esperar

- Después de unas piezas como de las que hemos hablado ¿cómo te has sentido escribiendo teatro para niños?

- Se ha escrito bastante dramaturgia infantil, Armando Carias acaba de publicar una antología donde hay piezas que se han escrito hace muchos años, pero aquí pasa algo interesante porque lo que se está viendo aquí son cuentos de hadas representados por actrices de la televisión venezolana y refritos de Hollywod montadas en teatro. No se está tomando en cuenta, los productores y directores no están montando dramaturgia infantil de autores venezolanos contemporáneos. Sin embargo creo que es un territorio bien interesante, que te permite un conjunto de libertades, de creación. No pienso que me voy a dedicar o no, en la medida en que hayan temas que me interesen los voy a realizar, lo que pasa es que la dramaturgia infantil siempre ha sido vista como menor y debería asumirse con toda seriedad. También pasa que no hay gente que escriba para jóvenes

- Que debemos hacer por el teatro de nuestro país en este momento?

- Creo que debe haber un verdadero compromiso, a pesar de existir el cine, la televisión, el teatro no puede ser desplazado porque tiene una serie de características particulares, tiene su publico, su gente, sus especificidades, igual que pasa con la opera o con la música clásica. Tiene que haber un compromiso mayor de todos aquellos interrelacionados con el teatro venezolano, los autores, los directores, pero también los críticos, las editoriales, los productores, los que pueden financiar el hecho teatral, la educación. Hay que dar una lucha a varios planos, el Instituto universitario de Teatro está tratando de adelantar algunas cosas que permitan abrir más espacio para el teatro venezolano. Una de las cosas que tiene que tener el teatro venezolano en la actualidad es la investigación. El teatro además no puede ser un hecho circunscrito solamente a las tablas, de gente que lo lea, lo interprete, lo ponga sobre el tapete, lo analice, que sea capaz de proponer nuevas cosas, que abra la discusión y que realmente logre el estatus que se merece porque continúa sin concretarse. También necesitamos grupos dispuestos a confrontarse en actividades que no necesariamente son el teatro, sino que hay que crear alternativas, espacios donde confluyan todos. Todos esos elementos son los que hacen un arte, necesitamos la confrontación.

1 comentario:

  1. ¡Excelente entrevista!Estoy trabajando la obra "Que Dios la tenga en la gloria" con mis estudiantes y es maravillosa.

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